Título original: Despicable me
Dirección: Pierre Coffin, Chris Renaud
Guión: Ken Daurio, Cinco Paul, Sergio Pablos
Música: Heitor Pereira y Pharrell Williams
Origen: USA – 2010
Calificación: Apta para todo público

Las recaudaciones cinematográficas con mayor cantidad de ceros de la última década las consiguieron largos animados, con los estudios Pixar como líder y Dreamworks pisándole los talones. Algo reafirmado con el auge del 3D y los recientes, sonados y festejados estrenos de Toy Story 3 y Shrek para siempre.
Un plato suculento en tiempos difíciles para el cine -aún el de la poderosa industria estadounidense- y en el que los Estudios Universal quieren “mojar el pan” con Mi villano favorito, su primer animación 3D.
Como adelantan el título en castellano y el “Detestable yo” del original, el protagonista es un villano y no ocasional, sino de carrera.
Se llama Gru, viste de negro, vive en un caserón tenebroso con una guarida subterránea, donde planea sus golpes con el Dr. Nefario como científico de cabecera y la mano de obra de los Minions, unos bichitos amarillos tan diligentes como torpones. También está Vector, otro aspirante al título mayor en villanía al que le va bastante mejor que a él. Para pasar al frente Gru planea un robo asombroso, pero necesita un trío de huerfanitas que pueden arruinarlo todo.
Trama divertida con toques irreverentes, en la que los guionistas parecen haber utilizado la técnica de patchwork y unido muchos detalles probados aquí y allá, como para no fallar en el intento.
Gru, es un malo gracioso como el Pierre Nodoyuna -con un perro que muerde en vez de reír entre dientes como Patán- creado por Hanna y Barbera. La acción tiene aire a franquicia de James Bond en el enfrentamiento de villanos y la banda de sonido ad hoc. La relación entre el gruñón Gru y las tres huerfanitas repite la del anciano y el pequeño Boy Scout de Up (Peter Docter, Bob Peterson; 2009). La encantadora Agnes es casi un clon de la Boo de Monsters Inc. (Peter Docter; David Silverman, Lee Unkrich; 2001). El protagonista odioso que se redime y el “Gand finale” con música disco recuerdan a Shrek (Andrew Adamson, 2001), entre otros “retazos”.
Pero la falta de riesgo creativo y el exceso de especulación comercial están compensados por el atractivo visual, el acertado uso del 3D -la escena de la montaña rusa y la de acción espacial cerca del epílogo son notables- y la concepción de los personajes.
Estos últimos encantan -sin que importe la edad del espectador- por su diseño, gestualidad y diálogos. Las tres niñitas y esa especie de maníes amarillos que son los Minions, aportan los momentos más tiernos y graciosos, aunque uno puede imaginarse la avalancha de merchandising y cortos animados que amortizarán ese encanto.
Mi villano favorito es una divertida comedia de personajes -desgraciadamente las voces originales de Steve Carrell o Julie Andrews vuelven a perderse en el doblaje “neutro”- y ellos justifican las excelentes recaudaciones y una segunda parte en proyecto.