No hay un
“género nupcial”, pero son tantos los films -de todas las nacionalidades,
estilos y géneros- centrados en una boda, que se lo puede definir como tópico
cinematográfico. Una fórmula a la que los guionistas recurren frecuentemente, para
armar tramas románticas básicas como las de 27 bodas (Anne Fletcher; 2008) o Guerra de novias (Gary Winick; 2009), o para revelar aspectos de
las relaciones familiares y sociales, como en Un matrimonio (1978) de Robert Altman, El banquete de boda (1993) de Ang Lee o La boda (2001) de Mira Nair.
La cinematografía argentina también dio el sí en varias ocasiones, pero no
había tenido su “Gran casamiento argento” hasta el estreno de esta comedia de Ariel
Winograd.
Es el segundo largometraje de ficción del director, y para realizarlo tuvo más
presupuesto y más difusión -entre los productores se encuentra Telefé- que en su
debut con Cara de queso (2006), pero
eso no garantiza el resultado de manera infalible.
La trama no es sesuda ni lo pretende: se trata de una fiesta de casamiento un
poco más caótica que cualquiera a la que hayamos asistido, con una novia
obsesionada con los detalles y un novio algo despistado.
La estancia que eligieron para la ceremonia y la fiesta es soñada, la wedding
planner tiene todo bajo control y los invitados están ansiosos por celebrar,
pero falla algo muy chiquito que produce un efecto dominó catastrófico para el festejo
y quizás para el futuro de la pareja.
Lo que hace de Mi primera boda una
buena comedia es un guión que funciona; una factura técnica impecable -la fotografía
de Felix Monti corrobora su enorme prestigio-; personajes reconocibles que tienen
su momento y que los enredos se mantienen dentro de lo verosímil, a pesar de su
gran calibre.
El elenco merece un apartado especial no sólo por los nombres que incluye, sino
también porque cada actor y actriz ha sido elegido a conciencia. Comenzando por
pareja protagónica integrada por Natalia Oreiro en su mejor perfil de
comediante y Daniel Hendler cargando airosamente el peso de la mayor parte de
la acción. Y entre los secundarios, Martín Piroyansky, que destaca como el primo
bien intencionado, pero torpe; Imanol Arias, con vista a una posible distribución
en España, y nada menos que Marcos Mundstock y Daniel Rabinovich en una
subtrama imperdible.
Mi primera boda sorprende al probar
que hay vida más allá del humor escatológico y que la diversión puede ser
encarada con seriedad.
Dirección: Ariel Winograd
Guión: Patricio Vega
Fotografía: Felix Monti
Música: Lucio Godoy
Origen: Argentina- 2011
Intérpretes: Daniel Hendler, Natalia
Oreiro, Martín Piroyansky, Muriel Santa Ana, Imanol Arias
Calificación: Apta para todo público
> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
Silvana Angelicchio, Ivana Barrios y Lucía Argemi
> Difusión en redes sociales
Santiago Bussetti y Camila Bussetti
> Colaboradores
Claudio Eberhardt
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