Los Boxtrolls del título son unos monstruitos
que toman sus nombres de las cajas de cartón que visten, que viven en túneles
bajo el empedrado de la pretenciosa Cheesebridge y sólo salen de noche a
recoger lo que descartan los humanos para construir artilugios mecánicos.
En la ciudad tienen mala fama, pero son inofensivos y hasta criaron amorosamente
al huerfanito, que llegado el momento tratará de salvarlos de un feroz
exterminador.
Este es el tercer largometraje de la compañía Laika -especializada en animación stop motion- y tiene el mismo
tono de terror para chicos que los anteriores: el notable Coraline y la puerta secreta (Henry Selick; 2009) y Paranorman (Chris Butler,
Sam Fell; 2012).
Se basa en una de las historias de la novela Tierra de monstruos del dibujante
y escritor Alan Snow, con un ambiente y una trama casi demasiado en deuda con
Charles Dickens.
El tema central del relato y de esta versión animada es el prejuicio contra el
diferente, mostrado en secuencias de notable crueldad durante la persecución de
“los de abajo”, que los adultos asociarán con momentos históricos muy puntuales
como el advenimiento del nazismo y pueden asustar a los menores de 8 o 9 años.
La laboriosa animación cuadro a cuadro potenciada con postproducción digital, dio
un resultado visual asombroso y una gestualidad impresionante a los personajes,
que en la versión original -desafortunadamente las copias subtituladas brillaron
por su ausencia- contaba con las voces de Ben Kingsley -como el vilano temible
y equívoco-, Simon Pegg y Elle Fanning.
Pero el tema y la excelencia formal quedan opacados por un humor demasiado
negro y la caracterización de los pretendidos protagonistas -Los Boxtrols- y la
mayor parte de los personajes, que no genera suficiente empatía.
Problema a solucionar en posibles secuelas, si se quiere llegar a los espectadores
más chiquitos.

Título
original: The Boxtrolls
Dirección: Graham Annable, Anthony Stacchi
Guión: Irena
Brignull, Adam Pava
Música: Dario Maranelli
Origen: USA – 2014
Calificación: Apta para todo público