Dirección: Marcelo Piñeyro
Guión: Marcelo Figueras, Marcelo Piñeyro
Música: Roque Baños
Fotografía: Alfredo Mayo
Origen: España, Argentina – 2009
Calificación: Sólo apta para mayores de 16 años
Intérpretes: Pablo Echarri, Ernesto Alterio, Leonardo Sbaraglia, Juan Diego Botto, Ana Celentano, Gabriela Toscano, Gloria Carrá

“El lado oscuro de una vida perfecta” adelanta el lema publicitario, y eso es más o menos lo que se nos ofrece durante dos horas.
La Cascada es un barrio cerrado y exclusivo, que una mañana de 2001 ve interrumpida su rutina de paraíso suburbano con una noticia horrible: tres de los propietarios fueron encontrados muertos en una piscina.
De allí en más, comienza un racconto de los sucesos que llevaron a ese final. Pequeñas grietas de mezquindad, corrupción, violencia, envidia, en la vida de los habitantes de las mansiones espaciosas y los jardines impecables. Porque ni la rigurosa custodia del perímetro, ni la negación, pueden evitar totalmente la realidad que los circunda.
Las abultadas ventas de la novela de Claudia Piñeyro, acrecentadas por sonados casos policiales sucedidos en “countries”, le dieron destino de película y después de varios posibles candidatos, el encargado de dirigirla fue Marcelo Piñeyro.
El director volvió a colaborar con Marcelo Figueras en la escritura del guión y juntos conservaron la estructura narrativa de la novela, aunque trabajaron sobre los diálogos y exageraron algunos detalles para agregar dramatismo.
Como en varios de sus filmes anteriores se trata de una coproducción con España, algo que se nota especialmente en la elección de los protagónicos masculinos: Sbaraglia, Botto y Alterio -argentinos que en algún momento emigraron y allí desarrollan sus carreras- junto a Echarri, que es bastante conocido allí.
Todo lo referente a los aspectos técnicos es impecable: imagen, fotografía, vestuario, ambientación, música, como corresponde a un tanque, salvando las distancias de presupuesto con los que suelen arribar del “país del norte”.
Genéricamente se lo ha definido como thriller, pero abre directamente con el desenlace y eso lo deja en un drama con módico suspenso. Drama sobre un modelo decadente -sin olvidar que ese es un participio presente– no sólo en lo económico sino también en lo social.
Las viudas de los jueves tiene una factura irreprochable, un elenco plagado de nombres notorios -no las interpretaciones que son bastante desparejas y en las que descollan sólo Leonardo Sbaraglia y Gabriela Toscano-, pero moroso. Quizás porque hay demasiado metraje dedicado a mostrar el lujo superficial, y el ritmo se resiente. Pero aún con esa objeción es un film que pasa el nivel medio y merece la pena verse.