Título original: La Môme
Dirección: Olivier Dahan
Guión: Isabelle Sobelman, Olivier Dahan
Fotografía: Tetsuo Nagata
Música: Christopher Gunning
Origen: Francia, Inglaterra, Republica Checa – 2007
Intérpretes: Marion Cotillard, Sylvie Testud, Pascal Greggory, Emmanuelle Seigner, Gerard Depardieu, Jean Paul Rouve
Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años, con reservas

El director francés Oliver Dahan -conocido sólo por Los ríos color púrpura 2 (2004)- se habría topado hace unos años con una fotografía de Edith Piaf adolescente, sonriendo junto a su mejor amiga Simone, y esa imagen alejada de la adulta rigurosamente vestida de negro, lo habría impulsado a llevar a la pantalla su vida signada por la tragedia.
Un empeño complicado y costoso -todos los filmes con reconstrucción de época lo son-, pero amortizable dentro y fuera de Francia por la popularidad de la máxima cantante francófona.
Un drama biográfico sobre La Piaf, El gorrión de Paris o La piba, como recuerda el título original del film, plantea también un problema de guión y puesta: ¿Cómo contar de manera atractiva hechos conocidos por la mayor parte del público? La solución de Dahan fue evitar la cronología del biopic tradicional, e ir hacia atrás y adelante en “flashes”, convirtiendo al relato en un modelo para armar.
Comienza con Piaf desmayándose durante un recital en 1959, y salta a su infancia mísera, y los sucesivos abandonos que la condujeron en 1918 -con tres años- al prostíbulo regenteado por su abuela paterna, donde fue criada por “les filles”. La vuelta de su padre saltimbanqui, con quien recorre pueblos pasando hambre y frío. El hallazgo casual de su maravillosa voz a los nueve años, cuando se convierte en cantante callejera. El encuentro con el empresario de cabarets, que la “descubre” en una esquina un tiempo después. La fama, el alcohol, su amor trunco por el boxeador Marcel Cerdan, las drogas, su temprana decadencia física, la revelación de la posible causa de su conducta autodestructiva -intento vano de los guionistas por aportar un climax- y la muerte en octubre 1963.
Un trabajo enorme de la joven actriz Marion Cotillard -la francesita que conquista a Russell Crowe en Un buen año (2004)-, sometida a interminables horas de maquillaje -esto no evita que “la máscara” de la vejez luzca grotesca en ciertas escenas- y remedando la marcada gestualidad de La Piaf. Desafío del que no sólo salio indemne, sino también con otro vuelo para su carrera, y una candidatura firme al Oscar a mejor interpretación femenina en la próxima entrega.
Cotillard y la voz inconfundible de Piaf valen el precio de la entrada, y disculpan en parte que la estructura de “rompecabezas” confunda a pesar de los sobreimpresos con fechas y lugares; que los momentos elegidos -se soslayan importantes relaciones, y su actividades durante la Segunda Guerra Mundial- hacen del conjunto casi una crónica negra, que el oasis del romance con Cerdan no diluye; que muchos personajes secundarios están interpretados por excelentes actores pero apenas tienen desarrollo -el de Pascal Greggory, por ejemplo-; y que demasiado interés por ganar el mercado USA, se evidencie en la inclusión de “La vie en rose” -una de las canciones más emblemáticas de la cantante- en idioma inglés.
Un film mediocre con pretensiones de biografía definitiva, salvado por una voz que trasciende el tiempo y la muerte.