Sorpresiva y
agradablemente Relatos Salvajes recibió
una nominación al Oscar.

Todos los años las academias de cine de cada país
postulan films en competencias importantes -por una u otra razón- como los
Oscar o los Goya.
Argentina eligió a la comedia Relatos
Salvajes, con la que Damián Szifrón volvió a la dirección después de casi
diez años.
Seis episodios de descontrol rampante, cuyo humor negro, destacable factura
técnica, trama e interpretación fueron apreciados desde el preestreno en Cannes
hasta el record local de 3 millones y medio de entradas vendidas.
Una trayectoria venturosa completada con varias nominaciones a los premios
españoles y a Mejor Film en Lengua No Inglesa de la academia hollywoodiense,
siendo el séptimo film argentino en esta instancia.
Pero, para oír el ansiado: “… and The Oscar goes to…” tendría que dejar en el
camino a cuatro duras competidoras.
La polaca Ida (Pawel
Pawlikowski; Polonia, Francia, Dinamarca, UK-2013), drama
ambientado en los años sesenta y rodado en un bellísimo blanco y negro -la
nominación por mejor fotografía es merecidísima-, sobre el viaje de una novicia
para conocer la verdadera historia de sus padres, desaparecidos durante la ocupación
nazi.
La rusa Leviafan (Andrey
Zvyagintsev; Rusia-2014), con la dramática historia de un
hombre que se arma para impedir que las autoridades de su ciudad demuelan su
casa.
Por Estonia, Mandariinid
(Zaza
Urushadze; Estonia, Georgia-2013) sobre un inmigrante estonio
que intenta salvar su cosecha de mandarinas en medio del alzamiento independentista
de una región georgiana.
Y finalmente, Timbuktu (Abderrahmane
Sissako; Francia, Mauritania-2014), primera candidata mauritana,
que mezcla ficción y documental para reflejar la breve y cruenta ocupación de
la capital por rebeldes islámicos.
Esta es una de las categorías votadas por los casi siete mil miembros de la
academia – en otros rubros sólo votan especialistas-, por lo que se hace difícil
predecir cual film tiene más posibilidades, aunque la poca presencia de
comedias en la lista de ganadoras y el hecho de que el año pasado lo recibiera
la comedia dramática italiana La Grande
Bellezza (Paolo Sorrentino; 2013) ponen las estadísticas en contra el
título argentino frente a cuatro dramas con tintes políticos.
Aunque, hasta la ceremonia del 22 de febrero las cinco candidatas -elegidas
entre centenares de todo el mundo- conservan la posibilidad de obtener el
premio y la apertura de mercados y pantallas que significa para el ganador y otras
producciones de su cinematografía.