Dirección: Diego Lerman
Guión: Martin Kohan, María Meira, Diego Lerman
Fotografía: Alvaro Nuñez
Música: Josá Villalobos
Origen: Argentina, España, Francia – 2010
Calificación: Sólo apta para mayores de 16 años
Intérpretes: Julieta Zylberberg, Osmar Nuñez, Marta Lubos, Gaby Guerrero, Diego Vegezzi, Pablo Sigal

Marzo de 1982. Inicia el ciclo lectivo en el Colegio Nacional Buenos Aires y el trabajo de María Teresa como preceptora.
Tiene 23 años, es reservada y se compromete con la férrea disciplina que pregona Biassutto, el jefe de preceptores. Pero su empeño en vigilar a los alumnos y prevenir cualquier infracción a las reglas se va convirtiendo en algo perturbador y peligroso.
La mirada invisible es el tercer largometraje de Diego Lerman luego del elogiado Tan de repente (2002) y el casi ignorado Mientras tanto (2006). Se basa en la novela Ciencias Morales de Martín Kohan -intervino como coguionista junto a Lerman y María Meira y como extra en la escena de la disquería-, que sin ser autobiográfica narra su experiencia como alumno de “El Colegio” en la época del Proceso.
Tanto el original literario como esta versión cinematográfica toman la parte por el todo, concentrándose en la atmósfera de ese tradicional establecimiento educativo para reflejar la dictadura en los días previos a la Guerra de Malvinas.
Con sus uniformes oscuros, cientos de adolescentes marchan silenciosos por largos pasillos, por claustros -nunca más acertado el término- impecables. Saludan, hablan o callan después de la orden pertinente. Siempre bajo la mirada de sus celadores, prestos a sancionar una corbata torcida, una palabra altisonante.
Lo mejor del film se halla en el clima amenazador, que va in crescendo hasta el desenlace. Conseguido al usar al Nacional Buenos Aires como locación excluyente, un escenario casi gótico, que adquiere peso propio con una estupenda fotografía y tomas preciosistas como las del damero del patio central o las escaleras. Además de la ambientación de Yamila Fontán, que recrea el principio de los ochenta de manera muy creíble, como se aprecia especialmente en las escenas de la fiesta.
Destacan también las actuaciones de los protagonistas: Julieta Sylberberg, contenida y alejada de sus roles de comediante, y Omar Núñez, como el viscoso Sr. Biassiotti.
Pero mostrar un represor que proyecta en otros sus pulsiones es un recurso muy usado cinematográficamente y hace previsible la trama. Y ceñir el relato al punto de vista de una protagonista tan cerrada, deja al espectador preso de su silencio y a La mirada invisible como un film demasiado frío.