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La espía legendaria
Una mujer que ha conservado su misterio fuera y dentro de la pantalla por más de un siglo.
Categoría: Cine

Una mujer que ha conservado su misterio fuera y dentro de la pantalla por más
de un siglo.

Nombres como el de Mata Hari trascienden su propio recuerdo y se vuelven un
emblema, en este caso, de espionaje.
No importa si se trata de una imbatible que viste conspicuos modelos de Dior y
stilettos como la protagonista de Atómica
(David Leitch; 2017) o una inexperta como Melissa McCarthy en la comedia Una espía despistada (Paul Feig; 2015),
todas las espías son herederas de Margaretha Geertruida Zelle.
Una holandesa bonita -aunque su belleza no cuadre demasiado con los canones
estéticos vigentes-, que nació en 1876 e iba camino a ser maestra cuando en 1895
aceptó la propuesta de matrimonio de un militar destacado en Java.
La cosa no terminó bien, porque según la demanda de divorcio del marido en 1902,
ella se enamoró de la cultura, la danza y se tomó “las libertades” que le
ofrecía la isla del sudeste asiático.
Debió volver a Europa sin su hijita y para sobrevivir en Paris se convirtió en bailarina
de danzas orientales con el alias de Mata Hari.
Las malas lenguas que la persiguieron desde el divorcio -falta a la moral de la
época- la llamaron “cortesana”, una manera pasada de moda de definir a una
chica que vive de sus atributos en altas esferas sociales.
Y fue por esos atributos que fue reclutada como espía al servicio de Francia durante
la Primera Guerra Mundial.
Después todo se vuelve difuso y conjugado en potencial, pero en algún momento
fue acusada de ejercer como doble espía para Alemania, juzgada, declarada culpable
a pesar de la falta de pruebas y ejecutada en octubre de 1917.
Los diarios y revistas imprimieron ríos de tinta sobre el caso, su espíritu
aventurero, su pretendida perfidia o el pelotón de fusilamiento con los ojos
cubiertos para no caer ante sus encantos y comenzó su leyenda, aunque fue el naciente
cine el que la selló.
Los primeros en convertirla en personaje de ficción fueron los alemanes en Mata Hari (Ludwig Wolff; 1920) y su
secuela –La espía (Ludwig Wolff;
1921) -aunque entonces no la llamaran así-, protagonizadas por la estrella
danesa Asta Nielsen.
A través de los años se rodaron 36 ficciones -entre films y programas
televisivos- con ella como centro o parte de la trama -en el colmo del exotismo
este año se lanzó una serie coproducida por Rusia y Portugal- y también varios documentales.
Ningún título tuvo demasiado peso cinematográfico, pero las actrices que la interpretaron
sí: Greta Garbo -que consiguió su propia leyenda- en Mata Hari (George Fitzmaurice; 1930); Jean Moreau en la producción
francesa Agente H21 (Jean-Louis
Richard; 1964) y en versión erótica la tan bella como limitada Silvia Kristell
en Mata Hari (Curtis Harrington;
1985) entre otras.
Una pionera a la que las espías cinematográficas le deben su halo de misterio,
a pesar de que en su última foto sus ojos reflejen la tristeza de alguien
signado por la tragedia.

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2017-10-10 00:00:00
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