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La decisión más difícil
Categoría: Cine

Título original: My Sister`s Keeper
Guión y dirección: Nick Cassavetes
Fotografía: Caleb Deschanel
Música: Aaron Zigman
Origen
: USA – 2009
Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años
Intérpretes: Cameron Diaz, Abigail Bresslin, Sofia Vassilieva, Jason Patric, Alec Baldwin, Joan Cusack

El director estadounidense Nick Cassavetes -hijo de John Cassavetes y Gena Rowlands- apuntaba para especialista en derramamientos masivos de lágrimas y se graduó con esta adaptación de una novela de
Jodi Picoult, que según consta en su página web, escribe sobre “familia, relaciones y amor”.
Un melodramón, ya que exagera casi morbosamente el incentivo de las emociones del espectador que caracteriza al género melodramático.
La decisión más difícil es el título que los distribuidores han decidido adosarle al original My Sister Keeper, que contenía una referencia bíblica -Gen. 4,9- nada casual, ni desechable.
El film toca el actualísimo tema de la bioética y lo encuadra en la dramática historia de los Fitzgerald. Una familia feliz hasta que a su hijita Kate le diagnostican un raro tipo de leucemia y no encuentran ningún miembro compatible para donarle sangre y médula ósea.
Así que siguen un consejo recibido sottovoce: nada mejor que un hermano diseñado in vitro con una compatibilidad perfecta. De ese consejo nace Anna, que es donante desde su nacimiento.
Varios años y tratamientos dolorosos para ambas después, la enfermedad de Kate recrudece y se hace necesario un transplante de riñón. Momento clave, en que Anna de 11 años, decide contratar un abogado para impedir que sigan usándola como material de repuesto. Algo que provocará una profunda crisis en todos los involucrados.
Punto de partida interesante, que no fue desarrollado de manera tan interesante.
Para empezar, la estructura en base a flashbacks, que tiene como objetivo preservar el suspenso del desenlace baja mucho el ritmo de por sí lento del relato.
Por supuesto, un supuesto basado en el nivel tecnológico medio de la industria cinematográfica de Estados Unidos, visualmente todo está bien -en especial las escenas melancólicas junto al mar-; los rubros técnicos son correctos; la música es bella.
Además, los protagónicos de las adolescentes Abigail Breslin y Sofía Vassilieva son para destacar y junto con los secundarios de Alec Baldwin y Joan Cusack, ayudan a que todo cuadre para que quienes aman llorar en el cine se deshidraten a gusto.
Pero los dilemas éticos, médicos y humanos planteados se diluyen en corrección política de una vuelta de tuerca final, anulando gran parte de la verosimilitud y dejando al film a la altura de un capítulo doble de Dr. House, sin el beneficio de su humor negro.

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2009-09-05 00:00:00
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