La cordillera es el tercer
largometraje de Santiago Mitre en solitario -codirigió otros dos- después de El estudiante (2011) su debut a pulmón y
la afortunada remake de La patota (2015)
y es su realización más ambiciosa tanto por temática, valores de producción y
despliegue técnico.
La escena de apertura pone al espectador en su lugar: el de alguien ajeno a Casa
de Gobierno que pasa por varios controles con la dificultad del caso y se
interna -siempre bajo vigilancia- en sus pasillos. Perdido, pequeño y curioso en
ese engranaje aceitado y ajeno.
Una vez allí vemos como la Secretaria de Presidencia recibe una llamada
telefónica que adelanta el conflicto: la hija del mandatario encarnado por
Ricardo Darín se está divorciando en malos términos.
Un inoportuno conato de escándalo, poco antes de la cumbre Latinoamericana en
Chile y la oportunidad de mostrarse del recientemente asumido argentino que llega
como un tapado cuyo voto puede inclinar a un lado u otro las decisiones.
Hasta ahí una trama de política internacional, que da un giro inesperado hacia
el thriller psicológico con la llegada de la hija a la sede y obliga al
protagonista comprometer su trabajo por el deber paternal.
Mitre presenta esta duplicidad y deja que el espectador saque sus propias
conclusiones del constante contrapunto entre actos y palabras que lleva al final
abierto, aunque no tanto sí se estuvo atento las intrigas previas.
Propuesta hipnótica, cuyo título y locación principal fueron elegidos a conciencia
porque el ambiente es protagoniza junto a Darín, Gerardo Romano, Érica Rivas y
Dolores Fonzi.
La imponente y fría altura andina remite al poder en el centro de la trama y
sus caminos sinuosos traen inquietantes reminiscencias de El resplandor (Stanley Kubrick; 1980), que anticipan algo más que
una reunión protocolar.
Un relato fuera de la fórmula -el turning point llega a los 50 minutos del
metraje -, donde los gestos pequeños remplazan a los efectos especiales y se
percibe la impronta “antiformulista” del coguionista Mariano Llinás, que debe
estar satisfecho con las controversias alrededor del desenlace abrupto.
En este punto lo peor sería explicar, interpretar o spoilear, pero quienes hayan
quedado en ayunas o vayan a ver el film por primera vez encontrarán una de las claves
en el arco dramático del Jefe de Gabinete, tan bien interpretado por Romano.
Puede que la comedia Mamá se fue de
viaje (Ariel Winograd; Argentina-2017) sea el estreno argentino más visto
hasta el momento, pero La cordillera
es el mejor por dirección, guion, actuaciones, factura visual y particularmente
por dar pie a discusiones en vez de quedar en el olvido al abandonar la sala.
Dirección: Santiago Mitre
Guión: Mariano Llinás, Santiago Mitre
Fotografía: Javier Julia
Música: Alberto Iglesias
Origen: Argentina – 2017
Calificación: Solo apta para mayores de 13
años
Intérpretes: Ricardo Darín, Dolores Fonzi,
Érica Rivas, Gerardo Romano
> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
Silvana Angelicchio, Ivana Barrios y Lucía Argemi
> Difusión en redes sociales
Santiago Bussetti y Camila Bussetti
> Colaboradores
Claudio Eberhardt
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