Bahía Blanca ya cuenta con un lugar para su cine en el ámbito del Museo
Histórico.
Desde agosto pasado, en la sede del “Museo y Archivo
Histórico” de Saavedra 951 – ex Hotel de Inmigrantes- funciona la Cinemateca de
la ciudad.
Por el momento dispone de sólo una oficina donde trabaja Alberto Frenquel, aunque
el hombre de cine y responsable de la Cinemateca afirma que “va a crecer
mucho”.
Lo de hombre de cine no es una frase al pasar, porque su larga trayectoria comenzó
cinco décadas atrás como cineclubista -una actividad que hoy casi necesita una
búsqueda en Google-; pasando por sus diez años como Jefe de la Sección de Cine
en Canal 7; hasta su trabajo como productor y director de publicidades,
espectáculos, documentales y su constante impulso a la preservación y difusión
del buen cine.
Entrevistado por Ecodías, se explaya en un tono entusiasta sobre el proyecto,
que a futuro contaría con tres ambientes: sala con proyector y pantalla, sala
de trabajo y sala de exposición y archivo, algo bastante ambicioso en el
contexto actual.
Pero el puntapié inicial se dio y el crecimiento esperado se relaciona en gran
medida con el material que ya se tiene y se está “moviolando”, una meticulosa
labor de visionado con un aparato analógico llamado moviola, y del que “muchísima
gente está dispuesta a traer” cuando se disponga de espacio físico adecuado.
De momento se dispone filmaciones en los tres pasos principales del cine: 35,
16 y 8 milímetros; varios proyectores -“algunos antiquísimos”- del Museo y también
“cintas” en 9 milímetros -un viejo formato intermedio-, para el que todavía no
se cuenta con proyector ad hoc.
Paralelamente a esa labor de identificación y archivado comenzó la difusión al
público, que hasta diciembre pasado pudo asistir a dos funciones mensuales en
el ciclo bautizado sencillamente como “Jueves de Cinemateca”.
El primer género elegido fue la comedia silente clásica y según Frenquel: “Hubo
suerte porque venía bastante gente. Muchos a mostrarles a sus hijos lo que era
un cómico de 1915, 18 o 20 y el humor basado en el tropezón y la caída. Nada de
doble intención, todo muy diáfano, pero que hoy causa el mismo efecto”.
Aunque no todas las “latas” -allí se guarda la película propiamente dicha- son
de ficción, lo que más preocupa al factótum de la cinemateca es el material de la
zona y de la ciudad.
De hecho, entre el que ya ha sido revisado hay verdaderos tesoros como “publicidades
locales en blanco y negro y un rollo sobre el debate de la reforma
constitucional de 1949 que llegó como donación”.
Una de las razones más urgentes para recuperar estos films, libros, revistas -como
los inhallables números de las primeras décadas del siglo XX de la Revista
Gaumont, una guía para los exhibidores con el argumento y las
características de las películas, que los ayudaba a programar los títulos en las
salas de la época- es que: “la mayoría fue guardado en condiciones malas y
expuesto al calor”.
Entre ellos hay varios rollos de los Hermanos Pagano. Arquitectos cuyas obras son
parte del patrimonio de la ciudad y pioneros en filmar rudimentariamente su
trabajo con una “camarita fija y un foquito” en las primeras décadas del siglo
XX. Lo que permite disfrutar el telón de fondo de escenas cotidianas y
callejeras.
También se hallaron tomas de Sierra de la Ventana y sus alrededores; de visitas
presidenciales y celebres registradas por fotógrafos bahienses y entrevistas a
figuras representativas como las que hizo Emma Vila mientras fue directora del Museo.
Y mucho material más, que una vez preservado y preparado adecuadamente será de
utilidad a historiadores o documentalistas, que podrán: “Recuperar la historia
de la ciudad a partir de testimonios de los que se han ocupado de hacerla.”
Algo que con viento a favor -léase presupuesto- estaría a disposición de los
interesados a partir de 2020.
Pero en el presente la difusión sigue teniendo un lugar central, por lo que en
marzo las proyecciones recomenzaron -siempre los jueves a las 18.30 horas-, con
cine documental inédito en la ciudad.
El 14 se ofreció La vida y el arte de
Charlie Chaplin (Richard Schickel; 2003) -sólo exhibido en el Festival de
Mar del Plata- y el 28 se cambió la temática de la primera época del cine a la
música con Oscar Alemán, una vida con
swing (Hernán Gaffet; 2002), biopic de un talentoso del jazz argentino con una
gran carrera internacional.
En abril, el 18 se proyectará el documental que Alberto Frenquel dedicará al
Dr. Felipe Glasman y el 25 Morir en
Mardrid (Frédéric Rossif; 1963), conmemorando el fin de la Guerra Civil Española.
Una actividad que continuará hasta diciembre -salvo la breve interrupción por el
receso escolar de julio-, con entrada libre y gratuita.
Y a futuro, quizás se pueda mostrar metraje de la ciudad y la zona y por qué no,
documentales producidos en la propia Cinemateca, cuyo objetivo sería “Armar el
pasado visual”.
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