El 11 de septiembre de 1973, las Fuerzas Armadas golpistas derrocaron al gobierno chileno democráticamente electo de Salvador Allende y comenzó un período de tiranía encabezada por Augusto Pinochet, que duró hasta el año 1990.

Aquel día, Santiago fue bombardeada en varios puntos estratégicos que incluyen el Palacio de La Moneda, de donde Allende eligió no salir con vida.

Imágenes en blanco y negro que dieron la vuelta al mundo y formaron parte de La batalla de Chile, la lucha de un pueblo sin armas, la ya clásica trilogía de documentales de Patricio Guzmán integrada por La insurrección de la burguesía (1975), El golpe de estado (1977) y El poder popular (1979) y de allí en adelante, se sucederían los títulos asociados al tema.

La primera ficción que tuvo difusión internacional fue Desaparecido (1982) -Missing, en el original-, un drama dirigido por el griego Konstantinos Costa-Gavras, que refleja la historia real de un periodista estadounidense desaparecido durante el golpe militar, que es buscado por su padre -interpretado por el gran Jack Lemmon- y su esposa -Sissi Spacek-, con impactantes secuencias ambientadas en uno de los estadios de fútbol que los golpistas usaron como centro de detención y tortura.

Por su parte, el controversial Roman Polanski dirigió La muerte y la doncella (1994), basado en la pieza teatral del argentino-chileno Ariel Dorffman, sobre el encuentro fortuito de una víctima de torturas -Sigourney Weaver- con el hombre que años atrás la torturó -Ben Kingsley- y al que reconoció por la voz.

Salvador Allende (2004), otro documental de Patricio Guzmán -probablemente el director que más trabajos le ha dedicado a la dictadura-, que rinde homenaje al fallecido presidente Allende y examina su legado para la historia de su país.

Machuca (2004), este drama ficcional dirigido por Andrés Wood, se centra en dos niños que entablan una entrañable amistad a pesar de sus diferencias, durante el clima exaltado previo al golpe y cómo este afecta su relación.

No (2012), un drama dirigido por Pablo Larraín y basado en la obra El plebiscito de Antonio Skármeta, que ambienta su trama en 1988 durante la campaña para el referéndum que puso fin al régimen pinochetista y también tuvo una versión extendida como miniserie televisiva de 4 episodios en 2014.

Una historia necesaria (Hernán Caffiero; 2017), serie de ficción basada en casos reales, resuelta en 16 episodios de alrededor de 5 minutos, que llevan como título el nombre de victimas de desaparición forzada y consigue un impacto certero a través de su condición y las interpretaciones de su elenco.

Mientras se espera la distribución de El Conde, que marca la vuelta de Larraín a Chile luego de varios rodajes internacionales, con una comedia negra en la que Pinochet es nada menos que un vampiro que ha sobrevivido siglos bebiendo sangre ajena, aunque ya no puede aguantar la deshonra en que ha caído su figura.

Y, por aquello de que la memoria previene el caer en los mismos males, seguramente se irán sumando nuevos abordajes en este cincuentenario y en el futuro.

Autor: Redacción Ecodías