Un hospital abandonado y cerrado después de décadas de maltrato a niños con
problemas mentales, no parece lugar adecuado para nadie salvo un grupo de
adolescentes que no temen las advertencias de Scream (Wes Craven; 1996) y quieren dar una fiesta salvaje lejos de
adultos en general y autoridades en particular.
Una situación perfecta para una trama de terror, que comienza cuando uno de los
chicos pasa de divertido a profundamente perturbado por algún tipo de fuerza oscura.
El director Marcus Nispel deja el terreno conocido de sus no demasiado
destacables remakes de terror y acción previas y se anima a un guion original.
Original en sentido lato, porque en sentido estricto es una gran mezcolanza de lugares
comunes del subgénero de las posesiones demoniacas -ojos en blanco, levitación,
telequinesia, sobresaltos, gritos, voces raucas, portazos inmotivados y un
largo etcétera- con algunos recursos asociados a títulos más recientes como el
found footage -metraje encontrado- y la tecnología.
Todo un poco a las apuradas, como para que los sustos que fallan queden
camuflados en la copiosa sucesión que no califica como trama y merecería el adjetivo
de tosca, aun con el espacio que hace al humor negro.
Tan tosca como para que una de las chicas encerrada en el viejo manicomio y
perseguida por un ser maligno tenga la presencia de ánimo -¡y la señal!- como para
googlear los tipos de posesión en su Smartphone, pero no se le ocurra llamar a
alguien de fuera para que la auxilie, entre otras ofensas a eso que se suele definir
como “el verosímil”.
Un elenco de jóvenes desconocidos e indistintos, referencias a la filmografía
demonológica -en especial a El exorcista
(William Friedkin; 1973)- y mucha sangre, que sólo
asustará a espectadores excesivamente sensibles o jamás expuestos al género.
Y una corta escena después de los créditos finales, que invocaría a futuras secuelas.

¡El cielo nos asista!

Título original:
Backmask; The Asylum
Dirección: Marcus Nispel
Guión: Kirsten McCallion
Fotografía: Eric Treml
Música: Eric Allaman
Origen: USA – 2015
Intérpretes: Sthephen Lang,
Kevin Chapman, Kelly Blatz
Calificación: Sólo apta para mayores de 18 años