Andrea Camilleri reconquista a los espectadores con una trama decimonónica.

Por dos décadas, los amantes del género policial han disfrutado con los casos
del voluntarioso y sanguíneo Comisario Salvo Montalbano.
Un personaje que se mueve en la misma Sicilia de donde proviene su autor, el nonagenario
escritor Andrea Camilleri, que gracias a él llegó a la fama internacional después
de una larga carrera no sólo literaria sino también como guionista cinematográfico
y televisivo.
Desde 1999 RAI -Radiotelevisione Italiana- produce una exitosísima y particular
miniserie, que pone al aire uno o dos telefilms por año correspondientes a una
de las novelas o relatos de Montalbano, rodados con calidad cinematográfica y
vendida a todo el mundo.
Los televidentes argentinos nos han sido inmunes al atractivo del ciclo, a su
ambiente y tramas regidas tanto por las pasiones mediterráneas como por la
capacidad de deducción de Il Commissario y su leal grupo de colaboradores.
Y los episodios de la serie se repiten regularmente en diferentes horarios en
el canal Eurpoaeuropa.
Tanto éxito hizo temer a Camilleri que la versión de El movimiento del Caballo -una de sus muchas novelas “sin
Montalbano” editada en 1999- no fuera del agrado de los televidentes aunque
estuviera ambientada en Vigata, la ciudad ficticia donde vive el personaje.
La acción comienza en 1877, cuando el Ministerio de Finanzas romano envía al contador
Giovanni Bovara a Vigata para hacer cumplir el impopular “Impuesto a la
molienda”, investigar varios hechos de corrupción y la muerte sospechosa de los
dos inspectores que lo precedieron.
El recién llegado intenta cumplir con su trabajo a pesar de que se le dificulta
entender el “dialetto” local, el ambiente hostil y la injerencia de la mafia, pero
todo empeora cuando es testigo de la muerte de un sacerdote de la que es
finalmente acusado.
Suspenso de época protagonizado por Michele Rondino, reconocible como El joven Montalbano, que se estrenó el
26 de febrero en RAI1 y tuvo nada menos que ocho millones de espectadores.
Un suceso que seguramente va a impulsar versiones de otras novelas fuera del
“commissariato” del autor y la distribución internacional para satisfacer las
expectativas de los televidentes del otro lado del charco.