Danny Boyle vuelve al género que le fue propicio en
su recordada opera prima: Tumba al ras
de la tierra (1994). Pero En trance
no es sólo un thriller, sino uno psicológico donde el hipnotismo tiene
protagonismo total.
La
hipnosis es un estado cercano al sueño, que se alcanza mediante sugestión y con
distintos nombres se conoce y utiliza desde hace siglos, tanto en el
espectáculo como en la medicina alternativa.
El
director británico y sus guionistas la incluyen en una atractiva trama de robo:
Sımon es empleado de una prestigiosa subastadora de arte y el nexo interno con
un grupo comando de ladrones, que irrumpe durante el remate del Vuelo
de las brujas de Goya.
En vez de seguir el protocolo de seguridad escamotea el óleo durante la
evacuación del público, pero lo golpean en la cabeza y queda amnésico. Algo que
los cómplices se toman muy a mal; creen después de otro surtido de golpes y
hace necesaria la consulta a una terapeuta especializada en hipnosis. Para que
Simon a señale el escondite de la valiosísima pieza y pueda seguir con vida.
La referencia al primer largometraje de Boyle no es superficial, porque
comparte la misma negrura de este y el mismo crescendo en la tensión, pero le
suma la experiencia de casi dos décadas y un notorio acento en la factura
visual.
Cada exterior londinense evade la típica postal y aun el más oscuro de los
interiores brilla. La fotografía, los encuadres, los primeros planos de los
protagonistas son impresionantes y sabiamente subrayados por una atinada banda
de sonido.
La objeción está en que para involucrar al público en los juegos mentales y la
manipulación entre los tres protagonistas -James McAvoy creíble en su sufriente
Simon, Rosario Dawson como la sensual hipnotista y un estupendo Vincent Cassell
como el jefe de la banda-, se superponen las vueltas de tuerca y en el tercio
final se sienten excesivas y confusas. Algo que en el momento de recoger los
hilos, parece falta de control sobre la trama.
Aun con estas objeciones, En trance
capta totalmente la atención del espectador, sumergiéndolo en una vorágine que
mucho tiene de hipnótica y ofrece una bienvenida segunda lectura sobre el arte
en general y el cine como arte en particular, ya que una obra como la de Goya o
de un buen film, provocan -o deberían- una suerte de influjo.
Recomendación final: Un modo de no poderse demasiado es seguir los cambios del
peinado de la hipnotista, que se dan en cada salto temporal y “mental”.
Título original: Trance
Dirección: Danny Boyle
Guión:
Joe Ahearne, John Hodge
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Música: Rick Smith
Origen:
Francia – 2013
Intérpretes: Vincent Cassel, James McAvoy, Rosario Dawson.
Calificación: Apta para todo público
> Directora
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> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
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> Difusión en redes sociales
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> Colaboradores
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