La premiere formal de El Padrino fue el 14 de marzo de 1972 en New York y como por entonces la piratería estaba lejos de ser una amenaza, el film se fue estrenando en otras ciudades estadounidenses y en otros países durante el mismo año y a Argentina llegó ese 20 de septiembre.

El largometraje de 177 minutos de duración se basó en el best seller homónimo que el escritor Mario Puzo había editado 1969, a partir de anécdotas mafiosas que había oído en las salas de juego de Las Vegas a las que era afecto y donde terminaron los módicos 12 mil dólares que le pagaron por los derechos de filmación.

Hoy resulta imposible pensar en otro director y en otro elenco, pero el proyecto pasó de mano en mano hasta llegar a Francis Ford Coppola, que compartió la escritura del guion con el propio autor y contó con alguna ayudita no acreditada de Robert Towne en escenas puntuales, como la del diálogo final entre el Don y su hijo Michael.

A pesar de la campaña en contra de ciertas asociaciones ítalo-americanas y las amenazas de integrantes del crimen organizado que no querían ver ficcionalizadas algunas de sus matufias, el film logró un suceso inmediato e internacional que significó el despegue de la carrera del director, una lluvia de premios -entre ellos el Oscar a mejor protagónico masculino y a mejor guión- y de dólares, ya que costó 6 millones y recaudó unos 250.

Para el tango 20 años no serán nada, pero 50 para la industria del cine vaya que lo han sido y hoy aquel batacazo se festeja entre la nostalgia y el negocio, porque además notas y tributos viene acompañado de un relanzamiento en salas de todo el mundo incluidas las argentinas -las porteñas al menos- por parte de la distribuidora United International Pictures (UIP), aunque no se ha aclarado si se exhibirá sólo el día designado -hasta ahora el 24 de febrero- o seguirá en cartel como cualquier otro estreno.

Pero… ¿por qué el público espectador debería ver de nuevo o descubrir El Padrino?: porque el retrato de la Famiglia Corleone y sus conexiones amistosas y de las otras es atrapante, porque está considerado entre los mejores largometrajes de la historia del cine, porque su reflexión sobre el poder y la violencia sigue vigente, aunque esté ambientado -estupendamente- a mediados del siglo XX, porque su música original inconfundible e imprescindible fue compuesta por Il Maestro Nino Rota -,porque tiene una de las mejores interpretaciones de Marlon Brando, como el patriarca y capo Vito Corleone y de un jovencísimo Al Pacino, como heredero del su imperio criminal y porque casi cualquier film o serie posterior sobre la mafia lo cita de una u otra manera.

Una oferta cinéfila difícil de rechazar, tanto si se va a las salas durante esta particular reposición aniversario o si se prefiere alguna de las varias plataformas online que lo tienen en su catálogo.

Autor: Redacción Ecodías