El pacto es el largometraje debut del director
estadounidense Nicholas McCarthy, que en realidad extendió su corto homónimo
de 2011.
Producción independiente, que llega a las salas con casi dos años de retraso
mientras en otros países fue directamente a DVD, probablemente porque en
Argentina pequeños films de terror como El
conjuro (James Wan; 2013) superaron el millón de espectadores. Aunque
estrenarlo durante el mundial de fútbol parece demasiado pedir a los fieles al género.

La trama mezcla el terror paranormal y el thriller psicológico y se centra en Annie.
Una chica de veinte años que vuelve a la casa familiar para asistir al funeral
de su madre y comienza a percibir cosas perturbadoras, que harán surgir
recuerdos, conflictos del pasado y la impulsarán a buscar la verdad.
Rutina de luces que titilan, cuadros que caen, ruidos provenientes de
habitaciones vacías, pesadillas, cámara subjetiva y música amenazante en una
especie de gótico empobrecido, que en vez de desarrollarse en los pasadizos y
mazmorras de oscuros castillos lo hace entre los delgados tabiques de una casita
californiana.
Pero no se puede negar que se dosificó bien el suspenso, la oscuridad total fue
usada como recurso para integrar a los espectadores en la acción, no se abusó de
las efusiones de sangre y que el final funciona, especialmente si se olvida la
última y manida vuelta de tuerca.
Terror con minúscula que apenas abandonada la sala y diluida la tensión revela
sus hilos sueltos -como la protagonista que no se separa de su celular olvida
usarlo para alumbrarse en los apagones y cositas por el estilo- y cuanto más
contacto previo con el género se haya tenido, menos efecto causa.
Y la vaga moraleja: ser celoso de los secretos familiares a la larga podría traer
problemas peores.

Título original: The Pact
Dirección y guión: Nicholas McCarthy
Fotografía: Bridget Nelson
Música: Ronen Landa
Origen: USA-2012
Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años
Intérpretes: Caity Lotz, Casper Van Dien, Kathleen Rose Perkins