Título original: The Merchant of Venice
Dirección: Michael Radford
Guión: Michael Radford
Fotografía: Benoît Delhomme
Música: Jocelyn Pook
Origen: USA, UK, Italia, Luxemburgo – 2004
Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años
Intérpretes: Al Pacino, Jeremy Irons, Joseph Fiennes, Lynn Collins, Zuleikha Robinson, Kriss Marshall, Heather Goldenhersh, Charlie Cox

Otra obra de Shakespeare en cine lo confirma como el autor más versionado, aunque la elegida sólo ha sido llevada a la pantalla -entre cine y TV- unas veinte veces.
La acción se sitúa en la Venecia de 1596, donde el soberbio mercader Antonio (Jeremy Irons) insulta repetidamente al prestamista Shylock (Al Pacino), por su condición de usurero y judío.
Tiempo después Shylock ve la oportunidad de vengarse del maltrato, porque Antonio no puede devolverle el préstamo que había pedido para ayudar a su amigo Bassanio (Joseph Fiennes), un noble en bancarrota.
Bassanio intenta saldar la deuda, ya que ha concertado un conveniente matrimonio con la bella heredera Portia. Pero Shylock no acepta y reclama la libra de su carne que Antonio prometiera en garantía.
La obra original combina esta trama principal, con varias secundarias y románticas. Se la incluye entre las comedias shakesperianas, pero para la percepción contemporánea lo que toma preponderancia es el antisemitismo de la sociedad europea de aquella época, revelado por el personaje de Shylock.
Esta versión ha recibido críticas por no mitigarlo, y hasta se ha acusado específicamente a Shakespeare de antisemita. Sin tener en cuenta que él respondía a la realidad que lo circundaba, donde los judíos eran segregados a ciertos barrios, ciertas ocupaciones, y a leyes injustas.
Así que lo que alguna vez fuera una comedia que mostraba enredos ingeniosos, y un judío castigado por la osadía de querer cobrar una deuda con la vida de un cristiano, después de cuatro siglos ha devenido en el drama de un hombre que aborrece con razón a quienes lo someten.
Este cambio de registro se destaca más gracias a la interpretación acertadísima de Al Pacino, que ha sabido dar a su personaje todos los matices del dolor y el odio sin caer en su tendencia a la sobreactuación.
La puesta -aunque la ambientación sea muy acertada- se apega mucho a lo teatral, y aprovecha poco las locaciones venecianas, un par de panoramas del Gran Canal, una escena en el Rialto y poco más. Ciertas insinuaciones sobre la amistad entre Antonio y Bassanio no aportan nada. Y dos horas y fracción de metraje conspiran contra la atención de cualquier espectador.
Aun con estas objeciones, el film nos acerca a una época muy diferente en su moral y sus usos, pero cuyas pasiones y miserias siguen siendo casi las mismas. Y en ello encontrar una razón para la vigencia de Shakespeare.