La tradicional compañía Metro-Goldwyn-Mayer en bancarrota.

No es necesario ser cinéfilo ni especialista para identificar el logotipo de la MGM, con su león rugiente y su lema en latín: “Ars gratia Artis” -El arte por el arte-, pero en breve esa imagen podría ser cosa del pasado porque la compañía debe pagar o refinanciar los 4.000 millones -dólar más o menos- que adeuda.
La historia comienza en 1924 cuando Marcus Loew fusiona tres estudios más pequeños: Metro Pictures Corporation, Goldwyn Pictures y Louis B. Mayer Pictures y, conservando parte de los nombres, funda la que en pocos años sería en una de las Majors o Big Six, las compañías más importantes de la industria cinematográfica de Estados Unidos.
A pesar de la depresión económica que comenzó en 1929, la Metro-Goldwyn-Mayer creció con estrellas como Greta Garbo o Lewis Gilbert y para los años 40 era líder. Esa bonanza duró hasta finales de los 50, cuando empezó a declinar, desembocando en la primera gran crisis y un parate casi total de 1973.
Hay que recordar que este tipo de empresa no sólo produce cine, sino también televisión, distribuye filmes propios y ajenos y maneja los derechos de su enorme catálogo, que en el caso de MGM incluye clásicos como Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, 1939), Un americano en Paris (Vincent Minelli, 1951), Cantando bajo la lluvia (Stanley Donen, 1952), Ben Hur (William Wyler, 1959), 2001, Odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968), entre otros.
Aquel temporal se campeó a principio de los 80, con una reestructuración y la compra de la franquicia James Bond como motor impulsor.
Pero el liderazgo de los 50 no retornó y desde fines de los 90 se acumularon malas inversiones, varios filmes que no recuperaron su presupuesto y una baja considerable en el mercado de ventas del DVD -esto último fue general, pero los afectó especialmente-. Los balances fueron cada vez más negativos y el tiro de gracia lo dio el crack económico de 2008 en USA.
A fines de 2009 los accionistas decidieron dejar de producir -de allí que el nuevo James Bond y el prometido The Hobbit no se rodaran- y poner el cartelito de venta.
Tras nueve meses de rumores de compras o arreglos con diferentes compañías -la que más sonó fue Time Warner- parece que la cosa puede mudar de Hollywood a Bollywood, porque la gran compañía Sahara India Pariwar’s de la India estaría en conversaciones previas y aportaría un plan de recuperación y 2.000 millones de dólares “cash” para el salvataje.
MGM tiene un acuerdo con sus deudores, que no comenzarán acciones legales hasta fines de octubre, así que en un mes se sabrá si el león calla para siempre o pasa a formar parte de la floreciente industria india rugiendo un sonoro “Namaste”.