La conexión
con la saga del espía amnésico Jason Bourne se hace en la imagen de apertura:
una silueta humana -plano contrapicado- flotando en el azul del océano, igual a
la de Identidad desconocida (Doug
Liman, 2002), la primera entrega.
No se trata de secuela o una precuela, sino de un desprendimiento -spin off- de
El ultimátum de Bourne (Paul Greengrass, 2007), cuyo titulo fue premonitorio porque Matt Damon, el actor con el que está
justamente identificado el personaje, se negó a reincidir.
Sin embargo, el éxito es tan elusivo que una vez conseguido los productores
decidieron no soltarlo. Así que Tony Gilroy, guionista de los tres films
anteriores, puso manos a la obra -con sus hermanos Dan y John como coguionista
y montajista respectivamente- y dirigió una trama con sabor a solución de
compromiso.
Lo que lega Bourne, desde el momento en que descubre a la prensa y las
autoridades su existencia y la de la agencia que lo entrenó, es una sentencia
de muerte para todos sus colegas asesinos de elite. Uno de ellos es Aaron Cross
-Jeremy Renner-, que ya se cuestionaba la moralidad de su trabajo, cuando advierte
que sus antiguos jefes quieren quitarlo del medio para siempre.
Pero es un súper espía, que además de entrenado ha sido mejorado genéticamente y
con la ayuda de la Dra. Martha
Shearing -otra testigo condenada a muerte, encarnada por Rachel Weisz- quizás
pueda sobrevivir.
Un thriller, que a las intrigas y persecuciones de rigor suma escalofriantes metáforas
médicas y farmacopea para el diseño conductual.
Suerte de versión estilizada de Soldado
Universal (Roland Emmerich, 1992) con gran despliegue visual, acción
menos adrenalínica pero mejor dosificada que en las anteriores entregas y su
dosis de crítica antisistema, especialmente en los diálogos del burócrata encarnado
por Edward Norton.
Aunque el personaje principal no logra la adhesión inmediata que su predecesor,
porque el recurso de la falta de memoria permitía ir descubriendo su oscuro
pasado con el mismo horror que él y Aaron Cross recuerda todo y nada demasiado bueno.
Lo más destacable de El legado de Bourne
-hay una novela
homónima de Eric Van Lustbader pero no se relaciona con este film- es la inclusión de Rachel
Weiz -actriz efectiva en cualquier género- y la vertiginosa persecución en moto
por las atestadas calles de Manila en el desenlace.
Evidentemente, Universal Pictures y Gilroy se esforzaron en continuar la franquicia
y el público ha respondido con curiosidad, pero habrá que ver si lo repetiría
en el futuro.
Título original: The Bourne Legacy
Dirección: Tony Gilroy
Guión: Dan Gilroy, Tony Gilroy
Fotografía: Robert Elswit
Música: James Newton Howard
Origen: USA – 2012
Calificación: Sólo apta para mayores
de 13 años, con reservas.
Intérpretes: Jeremy Renner, Rachel
Weisz, Edward Norton, Joan Allen
> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
Silvana Angelicchio, Ivana Barrios y Lucía Argemi
> Difusión en redes sociales
Santiago Bussetti y Camila Bussetti
> Colaboradores
Claudio Eberhardt
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