Como el Grinch se robó la Navidad,
integra el canon literario anglosajón de esas festividades, probablemente
porque su mensaje sigue vigente.
Un cuento de Dr. Seuss -nom de plume de Theodor Seuss Geise- editado en 1957,
que se hizo popular de inmediato y tuvo su primer versión animada en 1966 en un
corto televisivo de 25 minutos dirigido por Chuck Jones, que el propio escritor
consideraba insuperable.
Aun así en 2000 llegó una remake live action estirada hasta el largometraje,
realizada por Ron Howard y protagonizada por un Jim Carrey penosamente cubierto
de pelusa verde de la cabeza a los pies.
Eso parecía suficiente, pero el estudio Illumination -vulgo “el de los Minions”-,
decidió animarlo de nuevo aplicando nuevas tecnologías y CGI.
La trama general es la misma y se desarrolla en la encantadora Whoville -Villa
Quien- en la que todos aman la Navidad y la festejan comiendo, haciendo regalos,
reuniéndose y cantando villancicos apasionadamente.
Salvo el Grinch, que vive solo en una cumbre alejada y la aborrece como para
planear el robo de cada regalo, plato y arbolito en la víspera del festejo para
dejar a sus vecinos con las ganas.
Aunque Illumination no sea un estudio a la vanguardia de la animación y no corra
el riesgo de alejarse de lo que le ha funcionado a propios ya ajenos este
intento le resulta bastante bien.
Hay mucho de Gru en este Grinch; Pharrell Williams interpreta el tema original
como en cada entrega de Mi villano
favorito; la niña Cindy Lu es una Agnes rubia y el perrito Max -el
personaje más encantador y gracioso- conserva el mismo estilo y es casi un
tributo al del clásico de 1966, pero técnica y visualmente es correcto.
Un simpático cuento para los muy -muy- pequeñitos o para adultos con un
exagerado espíritu navideño.

Título
original: The Grinch
Dirección: Scott Mosier, Yarrow Cheney
Guion: Michael LeSieur, Tommy Swerdlow, basados en «How The Grinch Stole
Christmas» de Dr. Seuss
Música:
Danny Elfman
Origen: USA China, Japón, Francia – 2018
Clasificación: Apto para todo público