Guión
y dirección:
Rodrigo Moreno

Fotografía:
Bárbara Álvarez

Música:
Juan Federico Jusid

Origen:
Francia, Alemania, Argentina, Uruguay – 2006

Calificación:
Sólo apta para mayores de 13 años

Intérpretes:
Julio Chávez, Daniel Aráoz, Osmar Núñez, Elvira Onetto, Julieta
Vallina, Cristina Villamor

El hombre de traje oscuro espera en silencio frente a
una puerta cerrada, en un pasillo, en un estacionamiento. Es Rubén,
custodio del ministro de Planeamiento, vigilando sus idas y venidas a
corta distancia. Tan corta que padece no pocas humillaciones, que
sumadas a su soledad, podrían resquebrajar su máscara de
eficiencia.

Rodrigo Moreno se topó casualmente con el operativo
policial montado alrededor de un funcionario, y sintió que en esa
coreografía se encontraba el punto de partida de un guión.

Este
es su primer largometraje en solitario -ya había participado con un
corto en Mala racha
(1998), y codirigido El
descanso junto a
Ulises Rosell y Andres Tambornino (2001)-,
una especie de fotografía de estudio, con el primer plano fuera de
foco y el segundo nítido.

Desde el comienzo se asiste a la rutina implacable del
protagonista, que funciona como la sombra de alguien considerado más
importante. Una acumulación de pequeños detalles que junto a la
notable interpretación de Julio Chávez -que logra transmitir sus
estados de ánimo sólo con la mirada y algún gesto- permite
percibir la tensión creciente; y el suspenso de un posible
estallido.

Un drama de atmósfera, en que los aspectos formales
también son de excelencia: ambientación, fotografía, música
acotada, y uso significante de recursos como el fuera de campo
-incluir lo que no se ve en el encuadre como parte de la acción- y
el enfoque jerárquico.

El
custodio exige al
espectador que vea más allá del quietismo aparente, dando a cambio
un Julio Chávez de primera, al servicio de un interesante estudio de
carácter.