Un conjuro es
una frase o fórmula destinada a exorcizar. Eso adelanta una trama de terror y es
confirmado desde las primeras escenas con muñecas semovientes, caserón aislado,
perro que se niega a atravesar el umbral y puertas que se azotan solas.
En la actualidad, el género de terror es uno de los preferidos del público y se
estrenan títulos con regularidad, pero con calidades irregulares, muchos efectos
y poco guion.
Afortunadamente, este tiene una característica poco usual: está inspirado en hechos
reales y varios de los protagonistas contribuyeron con su testimonio a la
producción del film, algo que previene buena parte del descreimiento de los
espectadores y que comparte con el El
exorcismo de Emily Rose (Scott Derrickson, 2005).
El matrimonio formado por el Ed y Lorraine Warren – demonólogo y médium
respectivamente- dedicó toda su vida a la investigación de lo sobrenatural o
paranormal, escribió varios ensayos y fundó un museo dedicado al tema.
En 1971,
les pide ayuda por las extrañas manifestaciones que se sucedían en su casa de
Harrisville -Rhode Island-, desde que se mudara allí con su marido y sus cinco
hijas.
Los Warren aceptan y van con toda la parafernalia, que incluye desde cámaras
infrarrojas hasta agua bendita, para enfrentar uno de los casos más escalofriantes
y peligrosos de su carrera.
El director malayo James Wan -un dispar especialista en espantajos y gore- hace
una puesta y ambientación muy similar a la de los films de horror de los
setenta, que ya son una suerte de clásicos.
Uno de los aspectos más interesantes y efectivos es el guión de los mellizos
Hayes, que alterna dos líneas de relato: la que sigue a los investigadores -presentados
como una pareja común con una profesión particular- y otra que sigue a la familia
atacada por fuerzas oscuras. Hasta que se cruzan y el ritmo va in crescendo,
como los encontronazos con el origen del mal.
Además, la cámara en mano se usa como recurso para que el espectador se sienta sólo
un paso atrás de los protagonistas y expuesto al mismo peligro y .las
actuaciones son buenas en general. Destacando la de Lili Taylor como la madre,
que tiene a cargo las escenas más tensas y similares al El exorcista (William Friedkin, 1973), en el sótano.
Los mismos elementos y recursos de casi cualquier film sobre maldiciones, pero
dispuestos de manera inteligente, certificados hasta cierto punto por una
investigación -entre los créditos se pueden ver fotografías originales- y
dosificados para que el golpe de adrenalina llegue en el momento justo y menos
pensado.
Un buen resultado, avalado con la larga permanecía en cartel, a pesar de
haberse estrenado sin publicidad previa y casi un millón de entradas vendidas.
Esa vieja magia del boca a boca, que no puede comprarse.
Título original: The conjuring
Dirección: James Wan
Guión: Carey & Chad Hayes
Fotografía: John R. Leonetti
Música: Joseph Bishara
Origen: USA – 2013
Intérpretes: Vera Farmiga, Patrick
Wilson, Lili Taylor, Ron Livingston
Calificación: Sólo apta para mayores
de 16 años
> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
Silvana Angelicchio, Ivana Barrios y Lucía Argemi
> Difusión en redes sociales
Santiago Bussetti y Camila Bussetti
> Colaboradores
Claudio Eberhardt
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