El escritor argentino Daniel Mantovani -Oscar
Martínez-, agradece el Premio Nobel de Literatura con un discurso reticente.
Siente que ese honor trae aparejado una entrada en el canon literario, que lo
corre del inconformismo que debería caracterizar a un artista y como en una
profecía auto cumplida, cinco años más tarde no ha producido nada nuevo y su acomodada
vida barcelonesa se vuelve rutinaria.
Tanto, que acepta la invitación del Intendente de su pueblo natal para recibir
el título de “Ciudadano Ilustre”.
Salas, un poblado tan palíndromo como inexistente del que huyó poco después de
cumplir veinte años y al que vuelve después de cuatro décadas, para beneplácito
de algunos y disgusto de otros tantos.
 Porque sus habitantes, cursilerías e
hipocresías han sido la inspiración de sus novelas, cuando no fuente directa de
anécdotas como revela el chofer que lo va a buscar al aeropuerto.
Los directores Mariano Cohn y Gastón Duprat realizan otra comedia negra que
toca teclas similares a las de El hombre
de al lado (2009); basados en otro guion de Andrés Duprat y con otro tenso contrapunto
entre modos de vida opuestos.
 La estructura es reveladoramente novelística
y se divide en cinco capítulos: La invitación, Salas, Irene, El volcán y La
cacería. El primero y el último bastante flojos en comparación con los que se
desarrollan en Salas.
Leer el film como alegoría de la sociedad argentina, resulta un tanto simplista
y transitado para una dupla de realizadores, que suele proporcionar más capas a
sus tramas.
En esta ofrecen un irónico y a veces tópico reflejo del “infierno grande
salense” y un igualmente irónico retrato del artista premiado.
Un hombre demasiado consiente de sí, que regresa no tanto para reencontrar a
viejos amigos como Antonio -Dady Brieva en plan pendenciero-, a su novia de la
juventud -Andrea Frigerio sacando bastante partido del mejor personaje que le
han ofrecido- o recordar tiempos idos, sino para apuntar en su pequeña libreta
hasta la frase del cartelito que han pegado en una modesta vidriera. A su manera
un cazador, que se arriesga al mal gusto, a sus fantasmas y algunas cosas más
contundentes.
El ciudadano ilustre se resuelve en
varias humoradas y entrelineas -especialmente sobre arte- que son efectivas y otras
que no tanto, pero hay escenas en que los realizadores logran mover al
espectador de la comodidad de sus presupuestos y definitivamente aciertan al elegir
a Oscar Martínez, para un personaje que necesita de su capacidad de transmitir
una amplia gama de emociones.

Dirección: Mariano Cohn, Gastón Duprat
Guión: Andrés Duprat
Música: Roque Baños
Fotografía: Pedro Luque.
Orígen: Argentina, España- 2016
Intérpretes: Oscar Martínez, Dady Brieva, Andrea Frigerio, Manuel Vicente
Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años