Dirección: Fernando Trueba
Guión: Antonio Skarmeta, Jonás Trueba, Fernando Trueba
Fotografía: Julián Ledesma
Origen: España – 2010
Calificación: Sólo apta para mayores de 16 años
Intérpretes: Ricardo Darín, Abel Ayala, Miranda Bodenhofer, Ariadna Gil, Julio Jung 

En la misma mañana santiaguina dos presos son amnistiados. Uno es Nicolás Vergara Grey (Ricardo Darín), un mítico ladrón de guante blanco, que tras cinco años de encierro sólo quiere que su antiguo socio le dé la mitad del último botín para reencontrarse con su mujer y su hijo. El otro es Ángel Santiago (Abel Ayala), un chico de veinte años que ha estado dos en prisión por un delito menor y a merced de un abusador, que quiere vengarse, proponerle a Vergara Grey un gran golpe y dedicarse a criar caballos.
Pero a esos planes se les impone la realidad, por lo que el ladrón veterano debe asumir que ha perdido a su familia, y el principiante que nada le importa tanto como “La Victoria” (Miranda Bodenhöfer), una bailarina que perdió el habla cuando el régimen pinochetista asesinó a sus padres.
Una trama con varias líneas de relato basada en la novela -homónima y ganadora del Premio Plantea 2003- del escritor chileno Antonio Skarmeta, que impulsó al director Fernando Trueba a rodar fuera de España, a pesar de olvidables experiencias como la de Loco de amor (1995).
Es una producción española ambientada en Chile, con elenco mayormente chileno y  la intervención de Ricardo Darín -participa la española Ariadna Gil, pero en un rol menor- como gancho para el público español e internacional.
La novela original de Skarmeta tenía un cierto tono alegórico respecto de la situación chilena en los años de la vuelta a la democracia, algo evidente en el nombre de la pareja de enamorados y en varios hechos. Pero eso se acentuó en el guión -el propio  escritor participó de su escritura- con suerte bastante adversa, ya que los personajes y sus acciones se perciben como exagerados y al conjunto como un folletín, que mezcla segmentos románticos, truculentos, policiales y hasta pasos de comedia sin demasiado orden ni concierto.
Se pueden rescatar la esforzada interpretación de Darín, el cuidado de la imagen – muy especialmente en los bellísimos panoramas cordilleranos- y los ingentes esfuerzos del joven actor argentino Abel Ayala, por dominar el acento chileno. Pero en concreto, este Baile de la Victoria deja dos grandes derrotados: la paciencia del público y a Fernando Trueba, que ni con todo su oficio pudo lograr un film medianamente bueno.