Los premios Cóndor de Plata tuvieron su sexagésima edición.

La noche del lunes 11 en el Teatro Avenida de Buenos Aires se entregaron los
premios de la
Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina
a la producción del año pasado.
Una ceremonia -conducida sobriamente por Pablo
Marcovsky y Gabriela Rádice- y
dos aniversarios: el 60 de las ediciones y el 70 desde que la entidad
anfitriona fuera fundada. Números redondos que confirman a “Los Cóndor” como los
premios más tradicionales del cine vernáculo, aunque los de la Academia de las Artes y
Ciencias Cinematográficas de la
Argentina estén ganando terreno con justicia.
La premiación en sí tuvo varias sorpresas y sorprendidos, porque el thriller
psicológico El gato desaparece -primera
incursión de Carlos Sorin en el cine de género que pasó brevemente por las
salas- fue la gran ganadora con el premio a mejor director, a mejor actor para
Luis Luque, mejor actriz para Beatriz Spelzini, mejor música original a Nicolás
Sorin y mejor sonido a José Luis Díaz.
Sin embargo, el premio a mejor film del 2011 fue para Las Acacias de Pablo Georgelli, algo paradójico si se tiene en
cuenta que el conjunto depende de la dirección y bastante repetido, cuando los
jurados de competencias o en este caso los críticos habilitados para votar
intentan ser salomónicos.
Las Acacias -drama loado, híper
premiado, pero desafortunadamente poco distribuido, que además se alzó con el
premio al mejor montaje de María Astrauskas y el “Signis” por sus valores- era uno de los favoritos para llevarse el
premio mayor junto a El Estudiante de
Santiago Mitre y Aballay, el hombre sin
miedo de Fernando Spinner, que terminaron con un par de premios cada uno.  
El error de la noche, que evidencia la falta de pulso para televisar en vivo -en
este caso fue CN23 pero lo mismo sucedió cuando Canal 13 transmitió los últimos
Martín Fierro- se dio cuando en el segmento “In memoriam” dedicado a los
artistas desaparecidos, las cámaras se centraron en la interpretación de Emilio
Del Guercio y se “olvidaron” de retratos y nombres.
Lo más destacable correspondió a los homenajes a Leonardo Favio, que in
absentia recibió una ovación de pie de sus pares y emocionadas palabras de Graciela
Borges y Federico Luppi, dos protagonistas de sus films; a la actriz retirada
Julia Sandoval y sobre todo al actor uruguayo Juan Manuel Tenuta, de larga e importantísima
trayectoria teatral y cinemtografica en Argentina.
Y el momento más amable lo aportaron los críticos Rómulo Berrutti y Carlos
Morelli, que recibieron entre bromas su Cóndor por el aporte a la difusión del
cine argentino en su recordado ciclo televisivo Función Privada.
Sin glamour, pero emotiva, seria un balance justo para la velada.