Tres largometrajes aportan diferentes puntos de vista sobre el mismo hecho
histórico.
Es bastante común que de la nada -al menos así le parece al espectador- y con
muy poca diferencia en el tiempo se estrenen dos o más realizaciones sobre el
mismo tema, el mismo personaje o basadas en el mismo original literario, que
despiertan sospechas, comentarios en los medios y corridas de parte de los
productores para estrenar primero y no ser opacados.
Ejemplos hay muchos y algunos muy cercanos: Localmente, los horrorosos crímenes
de la familia Puccio fueron abordados en el largometraje El clan (Pablo Trapero; 2015) y la miniserie Historia de un clan (Luis Ortega; 2015); mientras que en Hollywood
hay varios dedicados a Robin Hood, que están en preproducción repitiendo lo sucedido
en los noventa.
Se podrían barruntar teorías económicas o psicologistas sobre el inconsciente
colectivo, pero el hecho es que casi nunca se llega a una conclusión del porqué
sucede y a veces sucede para bien.
El año pasado pasó algo así alrededor de un momento clave a principios de la
Segunda Guerra Mundial.
Entre mayo y junio de 1940, la mayor parte de las tropas europeas -para
llamarlas Aliadas habría que esperar hasta la entrada de Estados Unidos en la
contienda- movilizadas para enfrentar a Hitler, fueron emboscadas de espaldas
al mar en la playa francesa de Dunkerque y fue necesaria una acción casi
inmediata y en parte improvisada -bautizada como Operación Dynamo- para
evacuarlas.
El título más impresionante e importante desde el punto de vista
cinematográfico fue Dunkirk (Christopher
Nolan; 2017), que además fue justamente -por una vez- premiado con el Oscar a
Mejor Film de 2017.
Literalmente un fresco con pocas palabras y largos silencios, donde lo visual primó sobre
cualquier otro aspecto en una trama cruzada por las acciones bélicas en tierra,
aire y mar.
El segundo fue Las horas más oscuras
(Joe Wright; 2017), que mostraba cómo en Londres el gobierno británico cambia
al primer ministro Neville Chamberlain -porque no previó que la mayor parte de
su infantería quedaría varada y a merced de los nazis- por el discutido pero
también fogueado en mil batallas Winston Churchill.
Un drama sobre como él debe resolver ese predicamento sabiendo que de sus decisiones
dependían vidas en el frente francés y la propia libertad de su país, mientras
era presionado por el monarca británico -el tartajeante padre de la actual
Isabel II que tuvo su biopic en El
discurso del Rey (Tom Hooper; 2010)- y las intrigas de propios y ajenos en
el Parlamento.
Una interpretación logradísima de Gary Oldman como Churchill, que arrasó con
cada premio, incluida la estatuilla de la Academia de artes y ciencias cinematográficas
de Hollywood.
Y el tercero fue Their Finnest, una
producción pequeña que se adelantó unos meses y por su mismo tono de comedia
dramática quedó relegada a las otros dos, pero que ofrece un punto de vista
complementario: lo que sucedía entre los quienes no estaban movilizados, ni cerca
de las decisiones políticas.
Muestra en particular a quienes se dedicaban a rodar films para entretener y
sostener los espíritus en tiempos de bombardeos masivos, algo que se denominaba
“esfuerzo de guerra”, aunque estrictamente fuera propaganda para ensalzar la heroicidad
civil durante el salvataje.
Se estrenó a finales de 2016, casi no se distribuyó fuera de Europa -sólo Estados
Unidos la estrenó en abril de 2017- y su título original cita el tercero de los
discursos de Churchill después de su asunción.
Se trata de una coproducción entre el Reino Unido y Suecia, dirigida por la
danesa Lone Scherfig, recordada sus comienzos como parte de la corriente Dogma
95 -su opera prima Italiano para
principiantes (2000) llevó la licencia Nro. 5- en su país y que con
posterioridad ha desarrollado una desigual pero interesante carrera
internacional en idioma inglés.
En este film versiona la novela homónima de Lissa Evans y desarrolla la trama
alrededor de una secretaria del Ministerio de Información que demuestra ser
imaginativa y es reclutada como parte del equipo de guionistas que llevarán a
la pantalla la historia de dos jóvenes hermanas que formaron parte del rescate
de las tropas en Dunkerque a bordo de un pequeño barco pesquero.
Así se reflejan diferentes aspectos de la vida civil durante la contienda; los
problemas personales de la joven -Gemma Aterton-; los constantes bombardeos en la
ciudad y los problemas de producción durante el rodaje en las locaciones
costeras. En especial los arranques de divismo de uno de los protagonistas,
encarnado con solvencia por Bill Nighy.
Una mezcla de momentos dramáticos, tiernos y cómicos bien concebida desde el
guion, la ambientación de época y las actuaciones, que aporta una dimensión
puede que más superficial que las otras dos realizaciones, pero humana y definitivamente
disfrutable.
Largometraje que ya puede y vale la pena buscar en los diversos servicios de
streaming online.
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