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Contra la pared
Una curiosa propuesta cinematográfica para salir literalmente al encuentro de nuevos espectadores.
Categoría: Cine

Una curiosa propuesta cinematográfica para salir literalmente al encuentro de
nuevos espectadores.

La sexta edición del Bafici Itinerante
pasó por nuestra ciudad del 23 al 27 de septiembre.
Como siempre y a pesar de varios cambios en la programación, ofreció una breve
selección de largometrajes -inhallables en la cartelera comercial por su
temática y enfoque-, elegidos entre los centenares del Buenos Aires Festival Independiente de Cine y tuvo uno de sus puntos
más alto en la visita de Mariano Llinás.
El sábado 26 el productor, guionista, docente y reconocido director de Historias extraordinarias (2008), llegó
al Museo de Arte Contemporáneo acompañado por algunos de sus ex alumnos para la
mesa debate: Internacional Neomuralista.

En su -al parecer irrenunciable- tono irónico Llinás estableció un dialogo
fluido e intercambio de preguntas e impresiones con sus colegas y la veintena
de asistentes, sobre lo que comenzó el año pasado como un curso taller, que se
extendió de agosto a octubre en la Universidad Torcuato Di Tella.
El curso llevaba por título: “NEO-MURALISMO.
Las imágenes cinematográficas y su camino hacia la libertad”
y tenía un
texto de Llinás a modo de introducción, reclame y manifiesto de su proyecto.
Allí aclaraba, que respondía a la necesidad de ganar las pantallas que pueblan
las calles de las grandes ciudades del mundo para un nuevo tipo de imágenes
cinematográficas, apartadas de la decadencia de los sistemas de exhibición que
“…comienza a contagiar a las películas mismas” en estos “…tiempos oscuros
para las imágenes libres”.
Planteando también, que el cine ha estado recluido en salas oscuras y pobladas
de butacas como un ritual al que le debemos muchas imágenes y secuencias
icónicas, pero que se ha confundido con el cine mismo.
Un ritual que “está muriendo”, que “la última proyección cinematográfica” se
acerca mientras en las calles, enormes pantallas de LED reproducen “naderías”
publicitarias sin solución de continuidad.
Ambiciosamente, el neomuralismo propone reclamar esas pantallas para “… el
ejercicio de la poesía y de la belleza.” Y en una especie de impulso
contrafáctico, propone volver a las primeras imágenes asombradas de los
Hermanos Lumière.
Antes la entrada en la ficción que supuso el esquicio en el corto El regador regado (1895), un truco de
teatro de variedades que marcó el comienzo de la obligación argumental y el
alejamiento de: “…la capacidad de mirar y de mostrar” que el grupo ve como un
paraíso perdido.
Una hipérbole admitida por el propio Llinás, aunque igualmente bromea al decir que
buena parte de la mejor literatura del siglo XX fue filmada entre otros por Eisenstein,
Bazin y Goddard.
En definitiva, un volver a la fuente primigenia de la imagen en estado casi
puro –la edición forma parte de la ecuación neomuralista-, sin la sujeción a la
temática del documental o al argumento en la ficción. Imagen sacada a la calle
y puesta a consideración del espectador fortuito.
De más está decir, que el término neomuralismo fue tomado del movimiento
pictórico que continúa el trabajo de Siqueiros, Rivera y otros artistas
plásticos mexicanos, pero remite sólo al contexto callejero ya mencionado. Porque
las imágenes son mayormente de rodadas en exteriores urbanos o en paisajes abiertos
y devueltas al paseante, con la intención de que las redescubra.
Un cine episódico, para un espectador que debe sentirse atraído, detenerse por
un lapso de tiempo ad libitum o hasta que deba retomar su camino.
Una manera diferente de ver cine que necesita de un nuevo tipo de director-autor
que carga su cámara -evidentemente esto se relaciona con las nuevas tecnologías
y los equipos livianos- hasta que encuentra un lugar o situación que le parecen
atractivas y hace sus tomas casi sin intervenir.
El emisor y el receptor son relativamente asequibles, pero hasta el momento la
capacidad del grupo para “intervenir” en las pantallas murales no ha sido
demasiada.
Afirmaron, que el gran “adversario” es la publicidad para las que se han instalado
esas pantallas pagas y hasta el momento sus gestiones para acceder al menos
parcialmente ha tenido poco eco. De hecho, durante ese fin de semana en nuestra
ciudad se hicieron proyecciones nocturnas en las en las vidrieras del comercio
de iluminación en Sarmiento y Zapiola, donde desfilaron los films o
“neomurales” que Llinás realizó en Siberia y en el Paraná y las de sus jóvenes
colegas.
Nuevas imágenes no tanto por su contenido como por su intencionalidad y su
tempo, que invita a abordarlas sin cuestionarlas, buscarles un “significado” o
una “respuesta”.
Una búsqueda conceptual de imágenes libres y “presentes” -el viaje en un
colectivo de larga distancia, la tormenta que se cierne sobre una plaza, un
paisaje helado, los árboles o cualquier otro segmento de realidad- descubiertas
en una especie de “jamais vu” en proyecciones libres y resueltas en las
sensaciones de quien se sitúa ante ellas azarosamente.
Y quién quiera ver… que vea.

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2015-10-23 00:00:00
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