Los pontífices retratados por el cine de ayer y de
hoy.
La dimisión del Papa Benedicto XVI sorprendió a propios y ajenos, ya que no
sucedía desde la de Gregorio XII en 1415.
Se hará efectiva el 28 de febrero e inmediatamente el Colegio Cardenalicio se reunirá
en cónclave para elegir a su sucesor, un
proceso que conserva su misterio aún en el tecnológico siglo XXI y por eso muy
atractivo para el tratamiento cinematográfico.
Los documentales registraron -el primer Papa en ser filmado en varios cortos
silentes de 1898 fue León XIII- y siguen registrando los sucesos del papado,
pero destacan los biopics y ficciones de diferentes géneros, basadas o no en hechos
reales, con Papas en protagónicos o secundarios, con punto de vista critico o
devoto.
Entre esos films están El gran pescador
(Frank Borzage; 1959) sobre Simon Pedro, uno de los apóstoles y primero de los Papas.
La agonía y el éxtasis (Carol Reed;
1965), que muestra las tensiones entre el Julio II -Rex Harrison- poderoso
empleador y el artista Michelangelo Buonarroti -Charlton Heston-, irascible
empleado a cargo de los frescos de la Capilla Sixtina.
Las sandalias del pescador (Michael
Anderson; 1968), drama basado en un best seller de Morris West que narraba la
elección de un Papa de detrás de la Cortina de Hierro. Algo que lucía impensable
durante la guerra fría y profético cuando se hizo realidad en Juan Pablo II. Con
una estupenda interpretación del carismático -nunca más acertado el adjetivo- Anthony Quinn, que como Atila (Pietro Francisci; 1954) fuera derrotado por el Papa León I.
Justamente el Papa Wojtyla es de los más retratados por el cine, quizás porque sus
comienzos como actor en Polonia y su vida llena de giros dramáticos superan a cualquier
ficción, siendo De un país lejano
(1981) de su compatriota Krzysztof
Zanussi uno de los biopics más interesantes.
Como curiosidad, la leyenda medieval sobre la mujer que con engaños habría llegado
al papado en el siglo noveno y mereció dos versiones: La Papisa Juana (Michael Anderson; 1972), interpretada por Liv
Ullman y su homónima dirigida por el
alemán Sönke Wortmann en 2009.
Amén (2002) del controvertido Costa Gavras,
aborda la cuestionada posición del Papa Pío XII durante la Segunda Guerra
Mundial, en una trama donde un oficial SS intenta revelar el horror de los
campos de concentración con la ayuda de un joven sacerdote.
Los más recientes y dispares: Ángeles y
Demonios (Ron Howard; 2009), un thriller ambientado en el Vaticano durante un
conclave, con Tom Hanks -interpretando por segunda vez al simbologísta Robert
Langdon- tras un terrorista que deja cadáveres en diferentes escenarios romanos.
Y la comedia dramática Habemus Papam
(2011), en la que un inspirado y socarrón Nanni Moretti retrata a un Papa -estupendo
Michel Piccoli- recién elegido, pero tan remiso a ejercer como tal, que
necesita ayuda de un psicoanalista que el mismo director italiano interpreta.
Material abundante, como para amenizar la espera por la próxima fumata bianca.
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