Lo que dejó el Oscar a
“Mejor película en lengua extranjera” de 2014.

No importa si toleramos las cuatro horas de transmisión o nos fuimos a dormir
temprano al ver que lo más comentado de la ceremonia iba a ser una autofoto de
grupo tomada por Bradley Cooper y “twitteada” por la sosa conductora Ellen DeGeneres,
la estatuilla dorada de Academia de
Cine, Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood marca la agenda internacional
y los distribuidores no suelen desperdiciar la publicidad gratuita que
representa una nominación o un premio.
Una de las categorías más interesantes es la de “Mejor en film en habla no
inglesa” -sic-, porque esos cinco títulos suelen están entre los que dan diversidad
a la cartelera monopolizada por el “Made in USA”.
Este año el premio fue para la italiana La
Grande Belezza (Paolo Sorrentino, 2013), convirtiendo a Italia en el país que más veces
lo ha conseguido.
Una comedia dramática y pretensiones fellinescas, centrada en un sexagenario “rey
de la noche” romana -encarnado por Toni Servillo el actor fetiche de Sorrentino-,
que da un vistazo irónico a su entorno y a su vida.
Sorpresivamente, se convirtió en el momento argentino de la velada, porque el
emocionado director napolitano incluyó entre las dedicatorias al ídolo del club
de sus amores Diego Armando Maradona -así, con nombre completo-, por ser fuente
de inspiración junto a nada menos que Martin Scorsese.
Pero no hay que dejar de lado que las otras cuatro candidatas, que están al
mismo nivel y en el caso de la danesa probablemente un poco por encima de la “oscarizada”.
Por Bélgica, The Broken Circle
Breakdown (Felix Van Groenigen, 2012) -que se distribuiría como Alabama Monroe-,
sobre una pareja en conflicto por diferencias al encarar la enfermedad de su hijita.
Por Dinamarca, Jagten (Thomas Vinterberg, 2012), que se estrenó
en capital como La cacería. Drama sobre lo que desencadena una
grave acusación en la vida de un maestro de escuela.
Por Camboya, L’image manquante (Rithy Panh, 2013) o “La imagen faltante”. Un
documental que suplementa el material de archivo con animaciones para contar
los terroríficos años del régimen del Khmer Rouge.
Y por Palestina, Omar (Hany Abu-Assad; 2013).
Thriller sobre un joven palestino acusado de participar en el asesinato de un
soldado israelí y obligado a actuar como informante.
Todas coproducciones que terminaron representando sólo a uno de los países
involucrados, algo que en el caso de las europeas demuestra las presentes dificultades
de financiación.
Segunda nominación para Palestina -con un film del mismo director- y para
Camboya un debut absoluto porque apenas tiene actividad cinematográfica.
Con suerte -hace un tiempo
era “con un poco de suerte” pero la brecha se achicó- se estrenarán en nuestra
ciudad durante el año.