Los espectadores empezarán a incidir
directamente en el contenido de sus series favoritas.

El servicio de streaming Netflix acaba de anunciar que ofrecerá una suerte de
interactividad en algunos de sus productos, dando al receptor de esas emisiones
la posibilidad de influir en ellas.
Algo con lo que se ha fantaseado mucho, pero que como práctica no es tan nueva,
porque desde las primeras décadas del siglo XX y con propósitos de testeo, los
estudios de Hollywood implementaron estrenos anticipados de sus films -con
nombre falso, en salas periféricas y gratuitos-, donde el público recibía unas
tarjetas donde daba su opinión o proponía cambios, que los productores tomaban en
cuenta para el lanzamiento formal.
La literatura también tuvo sus intentos: algunas de las novelas policiales de
Ellery Queen incluían advertencias sobre ciertas pistas o el momento en que el
lector tenía todos los elementos para solucionar el misterio. En Rayuela, Julio Cortázar permitía elegir
entre varios derroteros de lectura y salvando las distancias, en la década de
los 80 y 90 los libros infantiles y juveniles de la colección Elige
tu propia aventura proponían algo similar.
Unos pocos ejemplos analógicos a los que se puede sumar las miles de cartas que
que lograron que Arthur Conan Doyle “resucitara” a Sherlock Holmes o la acción
en solitario de los escritores o realizadores de fanfiction, que con mayor o
menor acierto continúan la historia de sus personajes favoritos.
Indudablemente la conectividad de la red permite una participación más inmediata
y que -desde el punto del marketing- suma fidelización del espectador, aunque
se pueda predecir que los villanos terminaran siempre mal y los protagonistas
siempre tendrán su final feliz.
En principio, esta “interactive storytelling” o narración interactiva se
implementará en ciclos dirigidos a los niños y a la familia como: El Gato con botas: Atrapado en un cuento
épico a partir de junio, Buddy
Thunderstruck en julio y Stretch
Armstrong: The Breakout en 2018, con escenas claves donde el público elige
el camino a seguir -desde algún dispositivo inteligente o usando el viejo control
remoto-, que obviamente influirá en el desenlace.
Experiencia piloto, que de dar resultados positivos para la empresa se ampliará
a ciclos para adultos, aunque para poder ser uno de esos espectadores en activo
habrá que tener hardware -smartphones, tablets, televisores, etc.- y software compatible
y actualizado.