Cartas desde Iwo Jima

Título original: Letters from Iwo Jima
Dirección: Clint Eastwood
Guión: Iris Yamashita, Paul Haggis
Fotografía: Tom Stern
Música: Kyle Eastwood, Michael Stevens
Origen: USA – 2006
Calificación: Sólo apto para mayores de 16 años
Intérpretes: Ken Watanabe, Kazunari Ninomiya, Tsuyoshi Ihara, Ryo Kase,
Shido Nakamura

Sería injusto referirse a Cartas desde Iwo Jima sólo como el
complemento o la otra cara de la moneda de La Conquista del Honor, ya que
se trata de una obra independiente y mucho más lograda. Clint Eastwood la
rodó inmediatamente después, aunque con un presupuesto mucho menor.
Una aventura muy particular para el veterano director, porque adapta
textos que cuentan una de las más cruentas luchas en el Pacifico durante la
Segunda Guerra Mundial desde el punto de vista japonés. Y porque, además,
la rodó en escenarios naturales -con permiso especial del gobierno nipón- y
con actores locales, que se expresaban en su propio idioma.
El punto de vista también es muy diferente del de su inmediata
predecesora, centrándose en los sentimientos de los soldados japoneses, que
esperaban una muerte segura en aquella isla volcánica que los “americanos”
deseaban usar como base de operaciones.
Los dos personajes principales no podrían ser más opuestos. Uno fue
realmente el teniente general Kuribayashi (Ken Watanabe), a cargo de la
defensa de Iwo Jima con pocos hombres y escaso armamento. Y el otro un
personaje creado ad hoc: Saigo (Kazunari Ninomiya), un soldado raso que
añora a su familia y su trabajo de panadero. Dos hombres que viven y
encaran la lucha de manera diferente, pero que terminan coincidiendo en su
humanidad esencial.
Se filmó en tonos oscuros -las fichas técnicas lo consignan
erróneamente como blanco y negro-, lo cual acentúa los uniformes grises,
las arenas negras, la atmósfera pesada de la espera; y destaca los rojos de
las explosiones y la sangre con notorio acierto estético.
Otra precisión son las actuaciones -Eastwood no podía entender los
diálogos pero daba por conseguida una toma cuando “sentía” que lo estaba- ,
especialmente las de Ken Watanabe, el actor japonés con mejor proyección
internacional de la actualidad, la del joven Ninomiya y la de Tsuyoshi
Ihara como el carismático Baron Nishi.
Un drama bélico que obtuvo numerosos premios, una acogida
multitudinaria en Japón y seguramente encontrará su lugar entre los
clásicos del género, que sirven para mostrar el absurdo de aquella y de
cualquier otra guerra.