El 17 de mayo de 1984 se estrenaba Camila, un drama basado en trágicos hechos históricos, dirigido por María Luisa Bemberg.

No fue un estreno cualquiera, por ser evidentemente ambicioso y por concretarse a pocos meses de recuperada la democracia, tras siete años de listas negras, censura y autocensura, que afectaron la producción cinematográfica argentina en número y en temáticas, reduciéndola a una mayoría de comedias superficiales y esporádicas tramas más o menos metafóricas.

La carrera de Bemberg (1922-1995) también era particular, porque se había animado a desafiar prejuicios sociales, de género y etarios al dedicarse al cine y debutar como realizadora a los 59 años con el drama Momentos (1981) -protagonizado por Graciela Dufau y Miguel Ángel Solá-, después de trabajar una década como guionista de títulos destacados como Crónica de una señora (Raúl de la Torre; 1971) o Triángulo de cuatro (Fernando Ayala; 1975).

Osadía que le allanó el camino a futuras colegas a fuerza de persistencia, talento y reivindicando los derechos de la mujer en cada realización, algo esperable de una militante de la causa y una de las fundadoras de la Unión Feminista Argentina en 1970.

Su filmografía como directora es tan personal como breve -apenas dos cortos y seis largometrajes- en la que Camila fue el tercer opus, el de mayor éxito de crítica y público con más de dos millones de espectadores en las salas locales que le dieron popularidad en su país; mientras los premios obtenidos y la nominación al Oscar a mejor film de habla no inglesa le granjearon la consideración internacional y la posibilidad de que sus trabajos tuvieran amplia distribución y de colaborar con intérpretes famosos como Julie Christie o Marcello Mastroianni.

Ambientada en el siglo XIX, la trama se basa en los amores prohibidos de la joven Camila O’Gorman -interpretación consagratoria de Susú Pecoraro-, perteneciente a una familia de clase alta y del sacerdote jesuita tucumano Ladislao Gutiérrez -Imanol Arias en su primer contacto con el público argentino y doblado por Hugo Soto-.

Romance que se hizo público cuando los enamorados se fugaron juntos, con el consiguiente escándalo para la sociedad porteña, “escarnio” para los O’Gorman y la persecución como delincuentes comunes de las autoridades rosistas.

El guión de la propia María Luisa Bemberg, Beda Docampo Feijóo y Juan Bautista Stagnaro se centraba en esa relación, pero la utilizaba como un medio de explorar temas como el autoritarismo y la represión con evidentes ecos en la actualidad; plasmado con una impecable recreación de la época, un elenco con nombres como los de Héctor Alterio o Mona Maris en su última actuación, una estética donde predominaban los colores blanco, negro y rojo con propósito simbólico y un final con uno de los diálogos más emblemáticos del cine argentino.

Clásico instantáneo, que a cuatro décadas de su estreno mantiene esa categoría por derecho propio y puede y merece verse online en las plataformas que lo incluyen en su catálogo.

Autor: Redacción Ecodías