James Cameron lo quiere todo y lo quiere ya.

Si al leer la cartelera de cine de los próximos días experimentamos un déjà vu, no deberíamos asombrarnos, porque han reestrenado Avatar.
La excusa de James Cameron y los estudios Fox es el agregado de 10 minutos de metraje, algo bastante discutible desde el punto de vista cinematográfico -los 162 minutos originales eran demasiados- pero muy fuerte desde el económico.
Lo gracioso es que el film recaudó más de 2500 millones de dólares alrededor del mundo -batiendo el record de Titanic (1997)- y no necesitaba una segunda vuelta por las salas.
El director ha comentado que las nuevas escenas transcurren en las selvas del planeta Pandora e incluyen mucha acción; un par de bichos que ya aparecen en el juego de video; detalles de la escena de amor entre los cianóticos y trenzudos protagonistas -puede parecer una tontera para los que no somos fanáticos, pero… ¡los foros en Internet se llenaron de comentarios por lo acotada de esta escena!- y una revelación conmovedora -sic- en el final.
Obviamente, se trata de gráficos computarizados, que como no dependen de locaciones ni actores “reales” son un extra relativamente barato en relación con lo que se espera ganar en ventas de entradas.
Estas versiones extendidas se incluían sólo en la edición en DVD, pero la popularización de salas digitales “invita” a los productores, que agregan escenas o 3D a viejos filmes como el “relanzamiento 25to. Aniversario” de El extraño mundo de Jack (Nightmare Before Christmas; Tim Burton, 1993) en 2008 o el reestreno 3D de la primera y segunda parte antes de estrenar Toy Story 3 (Lee Unkricht, 2010). Una manera de capear la crisis de la industria en USA y amortizar los nuevos juguetes tecnológicos.
Y quienes piensen que la historia de los Pitufos hipertrofiados de Cameron termina en este “ballotage” pueden poner sus barbas a remojar, porque Cameron anunció una posible trilogía con sus respectivas novelas y mucho, mucho merchandising.