Rusia zarista, 1874.
La aristocrática Anna Karenina vive una vida holgada en San Petersburgo, junto
a su pequeño hijo y a su marido, un encumbrado político.
 Bella y muy joven, sabe que una mujer de
su rango puede caer en desgracia por cualquier indiscreción, pero no puede
evitar al seductor Conde Vronsky. Con quien descubre la pasión y las
consecuencias de su osadía.
Vigésimo cuarta versión filmada -sumando las cinematográficas y televisivas- de
la novela escrita por León Tolstoi entre 1873 y 1877. Un clásico, que lejos de
limitarse al drama romántico muestra las hipocresías de alta sociedad rusa.
Luego de dos experiencias no demasiado notorias con tramas contemporáneas, el
inglés Joe Wright vuelve a terrenos en los que pisa más fuerte: el de las
adaptaciones literarias y las ambientaciones de época.
El protagónico recayó en Keira Knightley -como en Orgullo y prejuicio (2005) y
Expiación, deseo y pecado (2007)-, a quien también le sientan los tiempos y
modas pretéritos.
El director había pensado rodar en escenarios rusos, pero luego giró 180 grados
y lo hizo casi totalmente en un teatro abandonado de Surrey.
Espacio que requirió de un cambio total en la puesta -nunca más adecuada la
transliteración-, que paso de realista a estilizada y casi en el gėnero al
darle mucho protagonismo a la música y la danza al modo de Baz Luhrman.
Un intento de dar algo nuevo a un material casi demasiado conocido y dar algo
nuevo de sí.
 Lo que requirió un enorme trabajo de
montaje, no solo en la postproducción, sino en los movimientos coreográficos de
protagonistas, secundarios, extras y equipo.
Así, los oficinistas de esta escena se transforman en los camareros de la
siguiente; el iluminado salón de baile en un tugurio; los attrezzistas en
extras o viceversa. Y se recrean un paseo en trineo, una carrera de caballos directamente
sobre las tablas.
Artificios que sorprenden y resultan atractivos al comienzo, pero que una vez planteado
el conflicto pesan y en el desenlace impiden conectar plenamente con el destino
de la pobre Anna.
Notable logro estético, pero no tanto narrativo o interpretativo, a pesar de
los nombres en el elenco y del propio Tolstoi.

Dirección: Joe Wright
Guión: Tom Stoppard
Fotografía: Seamus McGarvey
Música: Dario Marianelli
Origen: UK – 2012
Calificación: Sólo apta para mayores
de 13 años
Intérpretes: Keira Knigthley, Jude Law, Aaron Taylor-
Johnson