Título original: Angels & Demons
Dirección: Ron Howard
Guión: Akiva Goldsman, David Koepp
Fotografía: Salvatore Tocino
Música: Hans Zimmer
Origen: USA – 2009
Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años
Intérpretes: Tom Hanks, Ewan McGregor, Ayelet Zurer, Stellan Skarsgard, Pierfrancesco Favino, Nikolaj Lie Kaas

Luego del suceso de El Código Da Vinci (2006), el “mentado trío” de Dan Brown, Ron Howard, Tom Hanks, renueva la apuesta en Ángeles y demonios.
Renueva y no redobla, porque la estructura, el tema y el desarrollo de la trama se parecen enormemente al Código, aunque ni la novela original ni el film sean una secuela.
La acción comienza en El Vaticano, en un momento sensible para la grey católica: el Papa ha muerto y los cardenales de todo el mundo han arribado para elegir al nuevo.
Mientras multitudes se reúnen en Piazza San Pietro, un enviado de la Santa Sede va a buscar tan urgente como secretamente al experto en simbología Robert Langdon. Los cuatro cardenales que se perfilaban como candidatos al papado han sido secuestrados y sus captores han dejado un críptico mensaje en el que involucran a la antigua secta de los Illuminati, en la que Langdon se especializa.
Intentan terminar con El Vaticano y sus jerarcas con una poderosa bomba de antimateria.
Así que Langdon, acompañado de una hermosa científica, correrán de un lado para otro de Roma para encontrar a los cardenales, antes que todo vuele por los aires a medianoche.
Versionar una novela de 500 páginas llena de detalles, personajes y cruces no es fácil y cualquiera que vea el film podrá percibirlo, ya que el ritmo de montaña rusa del film no proviene tanto de la capacidad del director Ron Howard para el thriller, como de la acumulación de hechos y pistas. A pesar que se hicieron grandes recortes que favorecen al final -el de la novela es tan delirante que provoca carcajadas-, éstos impiden el mínimo desarrollo de los personajes y por consiguiente el lucimiento del elenco.
Este último parece un seleccionado del resto del mundo. El único actor que por el peso de su personaje consigue una buena performance es el escocés Ewan Mc Gregor como el camarlengo McKenna, ya que transmite muy bien sus emociones. Pero el alemán Armin Mueller-Stahl, los daneses Stellan Skarsgård y Nicolaj Lie Kaas, la israelí Ayelet Zurer, el italiano Pierfrancesco Favino, tienen diálogos telegráficos y muy poco lucimiento. Lo que incluye al propio Hanks, que mirando su reloj pulsera de Mickey parece tener la mitad del trabajo hecho.
La ambientación tiene dos características: los escenarios romanos son bellos a pesar de verse en plena carrera, y lo que se ofrece como interiores vaticanos una reconstrucción mitad digital, mitad en locaciones similares. Porque después de la oposición de la Iglesia al Códido Da Vinci, a cualquier cosa firmada por Brown se le negaría el menor permiso de rodaje.
Otra trama de misterios eruditos, con más timing que su predecesora, pero con la misma superficialidad pochoclera.