Héctor Alterio, recibió el Premio de Honor en la 21ª edición del Festival Internacional de Cine de Alicante.

El galardón se otorga desde la creación de la muestra en 2004, para destacar a profesionales de la cinematografía española y entre los previos ganadores tiene a nombres reconocibles como los de Imanol Arias, Ángela Molina, Juan Echánove, Maribel Verdú o Antonio Resines.

Según Vicente Seva, actual director del festival, el destinatario de este año fue elegido porque: “Héctor Alterio es un referente de la actuación en España y Latinoamérica. Su trayectoria le avala con una extensa carrera en el teatro y el cine con trabajos también en la televisión.

Un ejemplo que han seguido sus hijos, grandes actores, formando una saga que se inició con él. Estamos muy contentos de recibirlo en Alicante y mostrarle todo nuestro cariño y afecto”.

Alterio nació en Buenos Aires en 1929, quedó huérfano de padre y comenzó a trabajar en la adolescencia, pero paralelamente se formó en la escena independiente y a los 20 años se unió al movimiento Nuevo Teatro, desde donde accedió a la televisión en ciclos como Cosa juzgada (1969/ 1971) y también al cine, donde debutó con el drama Todo sol es amargo (Alfredo Mathé,1965)), convirtiéndose en uno de los actores más prestigiosos de su generación y logrando hacer de la actuación su única actividad.

Fue obteniendo roles cada vez más relevantes en los que demostró su capacidad para abarcar diferentes registros, del más duro villano al más tierno amante y ser parte de clásicos como Los siete locos(Leopoldo Torre Nilsson; 1972), La Patagonia Rebelde (Héctor Olivera; 1974) o La Tregua (Sergio Renán; 1974), basado en la novela homónima del escritor uruguayo Mario Benedetti.

Este último un hito, porque fue un éxito de público y crítica y la primera producción argentina en ser nominada a un Oscar en la categoría de película extranjera, aunque desgraciadamente ese mismo año fue amenazado de muerte por el grupo paramilitar “Triple A” -mientras participaba del Festival de San Sebastián-, por lo que se vio obligado a emigrar a España con su familia, donde reside desde entonces.

 No obstante eso, tras la recuperación de la democracia en 1983 ha brillado en grandes producciones a los dos lados del Atlántico, como El crimen de Cuenca (Pilar Miró; 1980); La historia oficial (Luis Puenzo; 1985) -primera argentina en ganar el Oscar a mejor film extranjero- y otras como Caballos salvajes (Marcelo Piñeyro; 1995), donde grita una de las frases más recordadas de la cinematografía nacional oEl hijo de la novia (Juan José Campanella; 2001), donde vuelve a formar pareja con Norma Aleandro, una compañera con la que compartió escenarios, sets de televisión y rodajes de cine a través del tiempo.

Siete décadas de carrera -aún sigue en actividad- merecidamente reconocidas con el Goya, el Cóndor de Plata, el Konex y otros premios como éste, que recibió el 18 de mayo en la velada inaugural del festival en el Teatro Principal de Alicante, para beneplácito de quienes admiramos su talento.

Autor: Redacción Ecodías