En 1897 el
austriaco Arthur Schnitzler escribió La ronda, una obra teatral que lo hizo
famoso y centro de un escándalo a un tiempo, porque revelaba casi demasiado de
los vínculos sexuales y la doble moral de su época.
La pieza recién pudo estrenarse en 1920, pero la demora fue compensada con incontables
escenificaciones y una docena de versiones cinematograficas.
Entre las últimas esta 360 del brasileño Fernando Meirelles, que retoma la estructura
eslabonada y circular -a eso remite el titulo- del original, para seguir a hombres
y mujeres de diferentes países, profesiones, personalidades, religiones y
esferas sociales en sus azarosos encuentros y desencuentros en este
híperconectado -al menos desde el punto de vista tecnológico- siglo XXI.
La acción comienza en Viena -quizás en homenaje a Schnitzler- durante la
entrevista de trabajo que Rocco -mezcla de fotógrafo y ciber proxeneta- le
concede a Mirka, la enésima jovencita que piensa “salvarse” ofreciendo sus
servicios sexuales online.
Su primer cliente es Michael un ejecutivo británico que resiente la falta de su
esposa, que en Londres vive un romance con un atractivo brasileño, que a su
vez…
Yendo de Bratislava, a Paris de allí a varias ciudades del medio oeste de
Estados Unidos y terminar en Viena para que la ronda se precie de tal.
Al director parecen agradarle los films episódicos -en este contó con la complicidad
del guionista Peter Morgan- como se vio en Domesticas (2001) el inmediatamente anterior
a su consagración internacional con Ciudad de Dios (2002) y el que tiene en
preproducción para el año próximo, pero suponen un riesgo: a mayor cantidad de episodios
menor la profundidad de la trama y el desarrollo de los personajes.
Una proporción inversa que 360 desafortunadamente confirma con demasiadas
historias parciales con nexos bastante caprichosos y un final previsible.
En cambio se disfrutan el aspecto visual -gran trabajo de fotografía Daniel
Rezende-, que fluye con el uso de reflejos, pantalla dividida -split screen-
tomas a través de ventanas, foco o fuera de foco, a modo de transiciones
temporales, espaciales o emocionales. Y los breves momentos en los que se
impone la capacidad de un actor en unas pocas líneas de dialogo o en un gesto.
El caso de Rachel Weisz como una mujer entre dos amores, Ben Foster como un
abusador angustiado por la posibilidad de reincidir o Jamel Debbouze como un
hombre ante una gran decisión.
En resumen, un viaje más globalizado que redondo.

Dirección: Fernando Meirelles
Guión: Peter Morgan,
Fotografía: Adriano Goldman
Montaje: Daniel Rezende
Procedencia: UK, Austria, Francia, Brasil – 2011
Calificación: Sólo apta para mayores de 16 años
Intérpretes: Jude Law,
Rachel Weisz, Anthony Hopkins