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Infinito educativo
A dos semanas de su inauguración, el centro de innovación de tecnología educativo recibe a chicas y chicos de 6 a 18 años para aprender, crear y proyectar ideas innovadoras. Es definido como "un semillero de emprendedores".
Categoría: Educación


dos semanas de su inauguración, el centro de innovación de tecnología educativo
recibe a chicas y chicos de 6 a 18 años para aprender, crear y proyectar ideas
innovadoras. Es definido como «un semillero de emprendedores».

Desde afuera el edificio de Fitz Roy y Santa Fe hace un guiño al desprevenido
paseante, con carteles llamativos habla de su presencia nueva en el barrio.
Detrás de la reja, la puerta y el ingreso a un predio completamente renovado y
funcional para actividades: cuatro módulos de trabajo en espacios muy amplios y
exclusivos para usos específicos, además las instalaciones cuentan con oficinas
y estancias para los padres que quieran permanecer en el centro mientras sus
hijas e hijos realizan actividades.

No formal
Infinito por descubrir, «es un
centro de innovación de tecnología educativo, que no estaba originalmente
pensado entre los primeros cuatro que iban abrir», afirmó Diego Riva,
secretario de Innovación Tecnológica. Los laboratorios instalados son sonido,
ciencia, fabricación y multimedia, “y otros dos laboratorios más libres y de
exploración, que son minilaboratorios para chicos de 6 a 8 años y el
exploratorio de ideas que es donde van a crear, descubrir, investigar sus
propias ideas”, describe Sebastián Luce, asesor pedagógico del centro. “En los
cuatro primeros se realizan dos tipos de tareas”. Por un lado, las actividades
programadas, talleres que pautamos en grillas semanales y subimos a las redes
sociales todos los lunes, “en las ellas pueden experimentar el 1% de lo que
pueden hacer en un laboratorio de ciencias, son propuestas disparadoras,
trampolín para que conozcan el lugar y se enganche o no con ese laboratorio, es
una búsqueda individual o grupal”. Además, existe la propuesta de proyectos,
“cuando el chico viene o ya crea un proyecto, que puede ser propio, colectivo,
multidisciplinario y por eso tiene que pasar por los cuatro laboratorios. Puede
tener cinco proyectos a la vez, descartarlos, tener dos en grupo, solo,
infinitas posibilidades. Lo que buscamos en Infinito por descubrir es muchos
chicos en muchos proyectos”.
“Queremos que vivan la libertad del lugar, el proceso de aprendizaje junto a
los facilitadores, expertos en robótica, circuitos, Arduino, sonidistas, hay
docentes, estudiantes de psicología, acompañantes terapeúticos. Uno de los
requisitos de perfil para trabajar en el centro es que sean empáticos con los
chicos”, explicó Luce. “La tecnología es el medio para, porque es un centro de
innovación educativa y no un centro de educación tecnológica como se lo ha
presentado muchas veces. Es de innovación educativa porque en cada
planificación de una actividad, en cada desarrollo de un proyecto o en cada
interacción con un chico lo que estamos buscando es el desarrollo de las
habilidades blandas, y no tanto que sepa programar o toca el bajo: empatía,
tolerancia, el trabajo en equipo, pensamiento crítico, evaluar posibilidades,
autorregulación, un desarrollo de la educación emocional”.
El centro funciona de 9 a 18 horas, las propuestas educativas duran una hora y
media. “Más libertad le das a los chicos, más responsables son. Y en este
proceso de que el chico sea acompañado en una idea de él, es un motorcito, la
única manera de aprender es a través de la emoción, el entusiasmo. Si para
realizar un proyecto tengo que trabajar con otros, si necesito aprender a
manejar un programa, no produce esfuerzo porque es algo tuyo, y tenés personas
que te guían el proceso”. Luce valora que la educación brindada en el centro
sea abierta para todos, “este lugar les abre la posibilidad de descubrir
herramientas, como un microscopio, le puede despertar una pasión y capaz que
vienen chicos de barrios muy vulnerables y es la posibilidad de estar acá en
lugar de estar en quién sabe qué lugar. Podés venir, descubrirte, trabajar,
investigar”.
En la charla con los padres se les recomienda que los chicos vuelvan “cuando
pidan volver, no como una obligación”, Luce asegura que quienes regresan pueden
trabajar durante dos actividades y “si están trabajando en un proyecto que
vengan tres veces por semana hasta tres horas, una cuestión de cupo por orden
de llegada”. El foco está puesto en el chico, “como lo hacen las nuevas
pedagogías, la de Montessori, la de Waldorf. Al chico nunca se le responde,
siempre se le pregunta porque se le está enseñando a pensar”, completó Luce.

Un semillero

Los centros que abrieron sus puertas se encuentran en Jujuy y Mendoza, y se
está preparando uno en la ciudad de Posadas. «No estábamos en el eje de
poderse abrir, empezamos a ver que nosotros como secretaría de Innovación
Tecnológica creamos el primer Club de Emprendedores a nivel nacional, en el
cual financiamos y acompañamos emprendedores en todo el proceso, nos faltaba el
semillero. Entonces empezamos a ver cuáles eran los mejores semilleros, qué
propuesta de cada ministerio, eso fue el cambio de la gestión típica», reflexionó
el funcionario municipal. «Infinito por descubrir es el semillero perfecto
para lo que después es el Club de Emprendedores». De esta forma y con esta
decisión, se gestionó en Educ.ar, «y después las puertas se empezaron
abrir hasta que nos dijeron sí a Bahía, por sus 54.500 alumnos que tiene de
matrícula entre 13 y 18 años, ahí empezó la elección del lugar, la puesta en
valor del espacio, la apertura del expediente de patrimonio histórico, todo el
proceso que lleva hasta verlo materializado como hoy, más de un año y pico de
trabajo». El primer centro abre en octubre de 2016 en Jujuy, los
funcionarios municipales fueron a la inauguración del mismo, donde estuvieron presentes
las autoridades nacionales, «y les dijimos queremos Infinito por descubrir
en Bahía».
«Este predio es de 1899, acá funcionó la primera usina eléctrica de la
ciudad, nació el alumbrado público en esta esquina. En 1927 hacen dos naves, se
ponían los transformadores viejos. El sector de Fitz Roy era de oficinas. Todo
estaba herrumbrado, roído. En un galpón se acumulaban motos secuestradas por la
Guardia Urbana, en el otro acumulaban restos de materiales de construcción,
había todo tipo de basura que te puedas imaginar. Por cercanía al centro, por
el valor histórico del lugar, por la cantidad de líneas de colectivo, fue
evaluado como el mejor sitio para colocar Infinito por descubrir». El
remodelado y puesta en valor conllevo una inversión de 13 millones de pesos, el
lugar fue amueblado y se aseguraron insumos para los primeros 60 días, costos
abonados por Nación, «es un proyecto de 30 millones de pesos de inversión
inicial y con toda la gente que vino a trabajar, tenemos un costo calculado y
la idea es que sponsors se vayan apropiando del espacio, eso le va a dar
continuidad más allá de cualquier gestión que haya, estamos buscando desde
pequeños aportes hasta las grandes empresas». Los facilitadores que
orientan las tareas son empleados del municipio, «algunos de plantas
reasignados de otras áreas y otros contratados», ascienden a 25 personas
los que están comprometidos con la actividad del lugar.
El centro de innovación surge de Esteban Bullrich y Gabriel Weinstein de
Singularity Universidad, “lo que existe en el mundo son centros de innovación
con una temática, por ejemplo un centro de robótica, de ciencias o
biotecnología, pero este reúne todas. Esto surge como una copia mejorada”.

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2017-08-15 00:00:00
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