Dirección: Neill Blomkamp
Guión: Neill Blomkamp, Terri Tatchell
Música: Clinton Shorter
Fotografía Trent Opaloch
Origen: Nueva Zelanda – 2009
Intérpretes: ES: Jason Cope, Sharlto Copley. Nick Blake, William Allen Young, John Sumner
Calificación: Sólo apta para mayores de 16 años

Hace veinte años una nave extraterrestre quedó varada en el cielo de Johannesburgo.
Sus tripulantes no son simpáticos, parecen unos crustáceos bípedos, comen cualquier cosa y son violentos. Así que las autoridades de la MNU -Multi Naciones Unidas- los confinan a una especie de ghetto identificado como Sector 9.
Finalmente, cansados de sus escapadas, el comercio ilegal con bandas de delincuentes nigerianos -un costado xenófobo en un film que casi aboga contra de eso-, y otros desmanes, los humanos planean transferirlos a una zona deshabitada y mejor vigilada. Pero durante el desalojo hay graves incidentes, entre ellos, un agente de la MNU resulta expuesto a una peligrosa sustancia alienígena que cambia su destino y descubre oscuros secretos en ese campo de “refugiados”.
Si uno lee de reojo este argumento, sospecha que Sector 9 es uno de tantos filmes de ciencia ficción “con bichos” y en parte tendría razón. Porque cada personaje y cada escena tiene un correlato en otros ya vistos, pero ese puzzle de piezas poco originales fue ensamblado tan ingeniosamente -voto a la Gestalt-, que funciona como un muy interesante todo.
Una rareza que se basa en varios aciertos: guión preciso, buenas interpretaciones -especialmente la del ignoto actor neozelandés Sharlto Copley– y uso medido pero eficiente de los efectos especiales.
La estructura del relato es la del falso documental o informe periodístico -momento de zozobra para el espectador, que se dice: “Esto ya lo vi en Rec (Jaume Balagueró, 2007)-, algo que “naturaliza” las tomas cámara en mano, los raccontos, los títulos al pie. Además de aportar ritmo, verosimilitud y abaratamiento de costos -el presupuesto rondó los 30 millones de dólares-.
Como siempre “el bicherío” extraterrestre es un déficit, porque exceptuando al Alien (Ridley Scott, 1979) diseñado por H.R. Giger, luce poco creíble o ridículo.
Por su parte, los “langostinos” -así motejan los humanos a sus visitantes indeseados- parecen una cruza entre el Dr. Zoidberg de Futurama (Matt Groening, 1999) y la mamboretá gigante de Señales (M. Night Shyamalan, 2002). Pero quitando eso, Sector 9 es un film muy divertido para ver en plan superficial y atractivo si se lo lee como metáfora de la xenofobia, la marginación y el prejuicio autoritario. Por eso, no es una casualidad que la acción se haya situado en una ciudad sudafricana, sino una referencia al apartheid y al barrio de Soweto, bautizado por el antiguo régimen como Sector 6.
Film neozelandés -la distribución es estadounidense- dirigido por un casi debutante Neill Blomkamp, pero producido por el veterano y también neozelandés Peter Jackson –El señor de los Anillos (2001)-, con un final que deja entrever una posible secuela.