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Una oportunidad
Categoría: Ecología

En un tema de tanta importancia como es el servicio de agua potable y de cloacas, la ciudad de Bahía Blanca está totalmente ausente en el proceso de toma de decisiones.
Se encuentra en construcción una obra largamente esperada en Bahía Blanca: la Planta Depuradora de líquidos cloacales de la “Tercera Cuenca”. La realiza, por contrato con el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, la empresa Panedile Argentina, con un presupuesto de $ 11.295.521. El sitio seleccionado se halla en la prolongación del Camino Parque Sesquicentenario, entre la estación de servicio “El Cholo” y un punto de la costa de la ría, llamado “Canal Brasili”, donde descargarán los líquidos ya tratados. Allí serán procesados los líquidos cloacales generados por aproximadamente una tercera parte de la población de Bahía Blanca (oeste del Canal Maldonado, incluyendo Villa Belgrano y Patagonia).
El pasado 30 de mayo se realizó la reunión de la Comisión de Medio Ambiente del Concejo Deliberante con autoridades de ABSA. Allí quedó al descubierto que para el estudio de impacto ambiental de la Planta, que se construye en inmediaciones del Balneario Maldonado, se contrató una consultora internacional que podrá tener sus diplomas pero es absolutamente desconocida para los bahienses, y al parecer de manera recíproca. Por caso, llama la atención que entre sus antecedentes figure que fue la encargada de preparar el “Plan maestro de desagües cloacales de Bahía Blanca”. ¿Alguien en Bahía Blanca tenía conocimiento de la existencia de este plan?

Tratamiento distribuido
No sólo el tratamiento centralizado de los proyectos en la ciudad de La Plata, sino también el tratamiento centralizado de los desechos cloacales es nocivo para nuestra ciudad. Hay una tendencia mundial en la actualidad al tratamiento distribuido de dichos residuos (o por sectores pequeños) que es menos intensivo en el uso de energía, requiere de inversiones económicas menores y tiene la ventaja de aprovechar cantidades importantes de los nutrientes generados.
Es un esquema totalmente distinto al que se presenta con los grandes conductos que llevan los líquidos a tratar a grandes plantas depuradoras, con numerosos antecedentes de fracasos: baste mencionar la planta de tratamiento de Ingeniero White -que puesta en marcha en 1975 funcionó con dificultades 3 años- que hoy tan sólo es un gran conducto que vierte los desechos cloacales en el sitio 19 de White sin ningún tipo de tratamiento, o la de Punta Alta, que mal funcionó períodos prolongados de tiempo.
En la faceta social, el tratamiento distribuido de líquidos cloacales es además generador de mano de obra intensiva, con lo cual redundaría en beneficios sanitarios, ambientales y sociales.

Uso industrial
Una forma de ganar experiencia local en el tratamiento de líquidos cloacales podría ser reconstruir la planta depuradora de Ingeniero White, en el mismo punto en que hallan los restos de la construida en 1975.
La Asociación de Industrias Químicas de Bahía Blanca (AIQBB) podría apoyar esta obra, de enorme utilidad para los whitenses y para toda la ciudad, en cuyo planeamiento (selección de tecnología y diseño), construcción y operación podrían participar profesionales de las universidades locales, en consulta con los técnicos provinciales. El líquido ya tratado podría ser utilizado en enfriamiento industrial o en riego, previo paso por una etapa (por ejemplo, biofiltro) que asegure la ausencia de patógenos. Esta etapa es imprescindible si se utilizara este agua en las torres de enfriamiento, para que las nieblas o aerosoles allí formados -arrastrados por el viento- no impliquen riesgos para la salud de los trabajadores y de la población vecina. Esta reutilización de los líquidos tratados significaría un ahorro cualitativo en reemplazo del agua que se utiliza actualmente.

¿Municipalización?
No queremos en estas líneas desestimar la construcción de la Planta de la “Tercera Cuenca”. Advertimos sí que a partir de la presentación del estudio de impacto ambiental se ha generado una posición crítica entre diversos actores bahienses (asociaciones ambientalistas, científicos, universidades, dirigentes políticos y sociales, por mencionar algunos), que plantearon un número importante de objeciones, además de señalar la impertinencia de que la planta depuradora se halle en construcción cuando el deficiente estudio de impacto ambiental presentado no está todavía aprobado por las respectivas autoridades.
Pero toda crisis tiene su faceta positiva en cuanto generadora de nuevas oportunidades. Creemos que es momento de comenzar a discutir como ciudadanía la municipalización de algunos servicios. No sería desacertado comenzar este proceso por el servicio de obras sanitarias, que cuente con un responsable local, la participación activa de los consejos vecinales y un equipo de técnicos también locales. Por supuesto, no se podría siquiera comenzar a discutir esta alternativa si la descentralización del servicio no es acompañada por la correspondiente descentralización de los recursos económicos por parte de la Provincia.
La rúbrica a este planteo bien podría ponerla el ing. Olaisola, gerente regional de ABSA, cuando en la reunión mantenida en el Concejo Deliberante con la Comisión de Medio Ambiente manifestó su imposibilidad de informar siquiera el proceso de selección de la consultora que hiciera el estudio de impacto ambiental, apenas un pequeño eslabón en la instrumentación de la construcción de la planta depuradora de la “Tercera Cuenca”. Esgrimió que es una decisión del gobierno provincial que es quien financia y es dueña de las obras, con lo cual no queda claro cuál es el rol de ABSA.
Experiencias nacionales como la de Río Cuarto (presentada en EcoDias 149) alimentan esta posición. En 2003, el Ente Municipal de Obras Sanitarias (EMOS) de Río Cuarto reinauguró su planta depuradora de líquidos cloacales, que trata 30.000 metros cúbicos/día. El líquido cloacal ya tratado que sale de la laguna de sedimentación, se usa para riego de una forestación de 70 hectáreas, destinada a madera de aserrío.
El EMOS es un ente descentralizado que depende funcional y jurídicamente del Departamento Ejecutivo de la Municipalidad de Río Cuarto. Fue creado por Ordenanza Nº 815/98 y es dirigido por un Directorio de cuatro miembros: dos designados por el Ejecutivo municipal, uno designado por el Concejo Deliberante que representa a la oposición, y uno designado por el Sindicato (director obrero). Los integrantes del Directorio ocupan sus cargos por dos años, renovables por otros dos. Las obras son proyectadas, construidas y mantenidas por el EMOS que -mediante un 0800- recibe unos 500 reclamos mensuales, que son solucionados localmente en un 98 % (más información en www.emos.gov.ar).

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2006-06-03 00:00:00
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