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Un bolsillo lleno de cine
Además de comunicar y entretener, los omnipresentes teléfonos móviles se han acercado al séptimo arte.
Categoría: Cine

Además de comunicar y entretener, los omnipresentes teléfonos móviles se han acercado
al séptimo arte.

Hace pocos días el director Zack Snyder –300
(2006); El hombre de acero (2013); Batman vs Superman (2016)- estrenó Snow Steam Iron, un cortometraje de
ficción.
Un relato policial de apenas cuatro minutos, lanzado con una advertencia a tono
con su oscuridad: “El siguiente film contiene desnudos, violencia y temas
adultos. Se aconseja prudencia al espectador.
Hasta allí una noticia cinematográfica de tantas, aunque un detalle técnico refleja
un signo de estos tiempos: fue rodado con la cámara incorporada en su Smartphone.
El director estadounidense prefirió el último modelo de la marca de la
manzanita y lo distribuyó desde Vero,
su red social preferida. Dos cosas que tienen un claro aspecto publicitario, aunque
se puede acceder a él gratuitamente aunque habría opiniones sobre esa gratuidad
pagada con data personal.
Por supuesto los teléfonos inteligentes -eso y no otra cosa significa Smartphone-
son herramientas y como tales responden mejor a quién mejor se ha preparado
para usarlas, porque aún uno de última generación con todos los megapíxeles en
su cámara dará un resultado no mucho más que aceptable en manos de un principiante,
como vemos en la mayor parte del material de los youtubers.
En verdad Snyder rodó con su Smartphone, pero las imágenes en crudo fueron
editadas de manera profesional, por lo que el resultado está a la altura de lo
esperable en él.
Carece de diálogo, pero tiene una estética retro, una cuidada ambientación “muy
años veinte” -aunque no se aclaren ni el lugar o la fecha donde se desarrolla
la brevísima acción- y también interpretaciones de actores no tan conocidos
pero igualmente profesionales, que consiguieron darle un clima muy especial.
Eso no sería para desesperar de que las posibilidades artísticas o tecnológicas
de un aficionado sean más modestas, porque en nuestros bolsillos tenemos cámaras
capaces de captar imágenes más claras que la de las primitivas “cajas” que
usaron los Hermanos Lumiere.
Las plataformas de video ofrecen material de los más variados géneros y procedencias
a sus usuarios, pero también aprender a rodarlo.
Así, Vimeo en su aplicación homónima
proporciona breves videos tutoriales que ayudan a usar y obtener el mejor resultado
posible en las tomas y muy particularmente en su edición posterior.
Verdadera revolución en la producción que comenzó hace rato con las cámaras
digitales, siguió con el boom de las pequeñísimas GoPro -todavía vigente- para cualquiera
que se anime o sienta la vocación de ir más allá de reflejar el cumpleaños familiar
o el asado entre amigos.
Un modesto teléfono de gama media puede ser el equivalente de las cámaras Super-8
-el ancho en milímetros del material fílmico usado por ellas- con que se
iniciaron grandes directores en la década del 60.
Por ejemplo: Los documentales sobre Steven Spielberg suelen utilizar imágenes
de las películas que hacía en su infancia y J.J. Abraham -una mezcla entre
seguidor y emulo del anterior- en 2011 le dedico a ese formato su encantador largometraje
de género fantástico.
De momento los más beneficiados por el material producido con celulares son los
noticieros, que se nutren y hasta solicitan que sus espectadores reconvertidos
en voluntarios periodistas gráficos envíen imágenes del choque o el caño roto
en la esquina de sus casas y de ese modo les alivien considerablente el trabajo
y el costo de producción.
Los registros documentales o testimoniales rodados con los ubicuos telefonitos abundan.

Los de ficción no tanto, aunque algunos festivales y muestras ya han comenzado
a reconocerlos e incluir secciones específicas para exhibirlos.
Esto no influye en la producción industrial propiamente dicha, a pesar de que
algunas secuencias se hayan logrado de esa manera por requerimientos de guion,
movilidad o búsqueda estética, como hiciera el director de fotografía
Seamus McGarvey para
un tanque hipertrofiado como Los
Vengadores
(Joss Whedon; USA-2012).
En la producción independiente tampoco hay muchas ficciones que destaquen por
su calidad y menos que sean publicitadas como la de Snyder, sólo unos pocos
títulos -en su mayoría cortos- han recibido un reconocimiento formal, como Tangerine (Sean Baker; 2015), cuyos
noventa minutos fueron rodados por asalto con tres Iphones.
Una comedia dramática sobre una prostituta trans desesperada por encontrar a su
proxeneta en las calles de Los Ángeles en Nochebuena, que fue sensación en el
Festival de Sundance de ese año.
En resumen, puede que la tendencia cambie, sobre todo porque la tecnología
crece de manera casi exponencial, pero gracias a los celulares la entrada al
mundo del cine -o la producción de material audiovisual si se prefiere una
perífrasis más abarcadora- se ha ensanchado para todos los que tengan vocación
e inquietudes.
Y después -como siempre-, el tiempo y sobre todo el esfuerzo que los así iniciados
pongan, determinaran su posibilidad de que desarrollen una carrera a nivel
profesional.

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2017-11-13 00:00:00
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