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Un atelier
"¿Cuánto de excusa para compartir hay en pedir que nos envíen algo por correo postal? ¿Cuánta amorosidad cabe en dedicar un tiempo para redactar con lapicera una historia, dibujar saludos e ir al correo?", se preguntan Albana Álvarez y Alfonsina Brion, encargadas del área educativa de los Museos de Arte de la ciudad. Cuentan a EcoDias sobre el Atelier Postal, la propuesta educativa de este año.
Categoría: Cultura

«¿Cuánto de excusa para compartir hay en pedir que nos envíen algo por
correo postal? ¿Cuánta amorosidad cabe en dedicar un tiempo para redactar con
lapicera una historia, dibujar saludos e ir al correo?», se preguntan
Albana Álvarez y Alfonsina Brion, encargadas del área educativa de los Museos
de Arte de la ciudad. Cuentan a EcoDias sobre el Atelier Postal, la propuesta
educativa de este año.

«El Taller Postal anual, que hacemos para chicos en el que el
intercambio postal es el que va ligando toda la actividad, con gente de
diferentes partes del mundo», introduce Alfonsina Brion, mientras Albana
Álvarez despide en la escalera a chicas y chicos que vinieron a jugar y a
escribir cartas durante las vacaciones de invierno. «Cruzamos diferentes
trabajos entre los chicos que vinieron a los talleres otro día, realizamos una
recolección de materiales en el patio y con esos crearon una carta, una obra,
colocamos la producción en un sobre y eso les va a llegar por correo a otro
chico o chica que haya participado». Otra de las propuestas fue un tesoro
escondido, «planeamos una especie de renglones en las paredes para hacer
una experiencia surrealista de cadáver exquisito entre los grupos, para hacerse
de los materiales tienen que seguir pistas que los llevan por todo el museo y
encontrar esas palabras con las que van a formar los poemas, la idea es que
surjan diferentes preguntas».

Trabajo anual

El Atelier Postal se dicta sábado por medio, trabaja con un grupo fijo y se
trabaja de forma intensiva, «son entre dos y tres horas». La
trayectoria del área educativa dentro de los Museos de Arte es mucho más larga,
y remonta a «hace tres años que hacemos el taller anual, de marzo a
diciembre, tratamos de buscar una experiencia que no sea específica de las
Artes Visuales». El primer año se realizó una huerta en el patio,
«terminó con la residencia Cosecha y los nenes del taller cosecharon todas
las verduras del patio». El segundo fue un bestiario fantástico, para ello
«visitaron diferentes lugares de la ciudad y fueron creando una bestia
híbrida», recapitula Brion.
Este año se dedicaron a transmitir la experiencia postal, «siempre tenemos
ganas de divertirnos, de experimentar con cosas que los nenes no tienen la
oportunidad, quizás nosotras sí le mandamos alguna carta a un amigo, en
realidad los chicos que vienen al taller conocen otros medios donde no se
espera para la respuesta, se pierde esa sorpresa e incluso a nivel escritura se
pierde, mando un mensaje por teléfono y me responden casi inmediatamente, en
cambio con la carta hay que esperar 15 días o un mes, y eso también crea
expectativa. No sabemos qué dice, no sabemos nada».
El enriquecimiento de estos mensajes construidos con tiempo para crear tiempo
se ve en otro aspecto, «cuando le escribimos a artistas indagamos en el
taller sobre su obra, mostramos fotos, videos y a veces imágenes de su propio
taller y se le envía un montón de cosas: preguntas, obra y todo lo que los
chicos quieran mandar en un sobre». La carta se va de viaje y al tiempo,
cuando muchos casi se habían olvidado llega una respuesta, «algunos
artistas mandan más preguntas, otros libros o tesoros, ahora recibimos una obra
en rompecabezas así que la vamos a armar en el taller, cada artista recibe un
papel para que le de a otra persona y esa persona también se va a sumar a la
cadena de correspondencia». Brion y Álvarez aseguran que a medida que
llega correspondencia, todos los integrantes del taller se van sintiendo un
poco en esos lugares de origen.

Lo que viene es un misterio

Las producciones finales del taller no siempre están predeterminadas, «a
fin de año no sabemos si vamos hacer postales o una muestra con todas esas
cartas que nos llegaron, pero vamos a tener una actividad o tipo de
exposición». Paciencia y espera son las experiencias obligadas a la hora
de la carta, «por lo general en la educación formal se está acostumbrado a
hacer actividades que comienzan y que terminan, que se resuelvan de manera
favorable, pero una carta quizás no llegue, no nos llegue a nosotros». Con
un gran buzón intervenido empieza la construcción y la escritura de la carta,
el conocimiento del destinatario, la producción final de la misma y el envío,
«ahí empieza un proceso de espera que está buenísimo, a veces en el buzón
a los 15 días hay una respuesta, a veces no, a veces encontramos impuestos de
otros vecinos o cartas equivocadas, que también forman parte, y lo interesante
y lo que pensamos trabajar desde la actividad es el fomento de la paciencia,
del goce a través de la espera». Es así que la para ver la cosecha de
aquella huerta museológica hubo que esperar un año entero, «empezamos
desde el almácigo hasta poder arrancar las verduras, en el medio ver qué
hacíamos con los caracoles». En el caso del Bestiario, «los chicos
trabajaron con su misma criatura desde marzo, es un trabajo que va creciendo de
a poco, la idea es trabajar procesos».
¿Qué pasa cuando llega una respuesta postal? «Se arma un griterío», confiesa
Brion. Asimismo, cada muestra en los Museos de Arte genera un movimiento en el
grupo de trabajo, y no se puede evitar, «como la sala de trabajo está al
fondo pasamos y charlamos sobre la muestra, eso también constituye parte del
taller, desde que los artistas vienen a montar hasta que el público visita, los
chicos son muy frescos en ese sentido y hacen una entrevista espontáneas
maravillosas, también vamos pensando y mechando la curaduría de las muestras en
el taller». También se generan recorridos y charlas.
Mientras se concretaba la colocación del buzón, llegó al Atelier una sorpresa
más grande que una carta, Juan Rey, un artista al que le habíamos escrito
visitó y compartió la jornada de trabajo postal. «Le preguntamos por su
obra, su ámbito de trabajo y un montón de cosas que habíamos visto de su
producción. Nos detuvimos en el uso de avioncitos de papel como material para
hacer arte, lo que llevó a charlar también de la amistad» contaron las
talleristas.

VISITAR NO ESTÁ DEMÁS

Docentes y alumnos de diferentes niveles pueden pedir información sobre las
muestras y artistas expuestos, una guía introductoria para trabajar previamente
en el aula y solicitar recorridos acompañados vía correo electrónico a
[email protected].

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2017-08-22 00:00:00
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