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Testimonios bahienses

Testimonio de Pablo Bussetti, director de EcoDias
Me tocó estar entre los mil vecinos y vecinas que nos congregamos espontáneamente en la Plaza Rivadavia al finalizarse el Censo. No teníamos respuestas frente a lo que había pasado, sólo angustia y dolor. El Himno cantado con energía servía para expresar nuestro respeto y cariño hacia el ex presidente que había inaugurado un camino de justicia social inédito desde hacía más de 60 años. Fue tan novedoso su recorrido que muchos de nosotros lo veíamos con la desconfianza que se tiene frente a los populismos. A la distancia, quizás no fuimos justos al pretender “tomarle examen” durante tanto tiempo.
Recorrí los 650 kilómetros que separan Bahía Blanca de Buenos Aires con una profunda tristeza en el corazón. Llegamos a la Plaza de Mayo y emprendimos el rito de compartir con cientos de miles de argentinos y argentinas -en su gran mayoría jóvenes- la última despedida de Néstor Kirchner. ¿Militantes políticos y sociales o ciudadanos de a pie? pudimos llorar, pudimos abrazarnos, pudimos gritar (el hit del día fue “Andate Cobos, la puta que te parió”), pudimos agradecer, pudimos apreciar la fortaleza de la presidenta y el amor que le manifestaron los presidentes hermanos de la gran Suramérica.
Quienes desde distintos espacios mediáticos piden que ahora la presidenta circule por posiciones menos irritantes, de menos crispación social, de mayor apertura hacia factores de poder, “reconciliándose” con el campo, la industria, la justicia y el periodismo, deberían sincerar su deseo de que Cristina Fernández se arrodille ante los poderes fácticos como han hecho los gobernantes que condujeron los destinos nacionales y provinciales después de la recuperación de la democracia.
Hemos vuelto a discutir sobre política en la mesa familiar y en el trabajo. Por eso queda abierta la traducción del “Que se vayan todos” de la peor época de nuestro país cuando Néstor Kirchner decidió fundar las bases de una nación con justicia social, independencia económica y soberanía política.

Testimonio de Julio López, del Sindicato del Personal de Vialidad Nacional
Es tristísimo. Pero no estamos derrotados. Se fue un compañero que nos devolvió la dignidad a todos, a los de abajo. Claro que es un vacío difícil de llenar, pero del pueblo nació esto y del pueblo va a salir otro dirigente. Kirchner es la tercera persona después de Perón y Evita que nos devolvió la dignidad a los trabajadores.

Testimonio de Carlos Arrigoni, del Ministerio de Trabajo provincial, Delegación Bahía Blanca
Ha muerto una persona que ha marcado a la Argentina en estos siete años de gobierno. Como escuché decir a un gran historiador, hay presidentes que asumen y están para estar sentados en el sillón y hay otros que marcan una historia y podemos nombrar a varios, Irigoyen, Perón y Kirchner. Creo que va a dejar marcada una forma de hacer política que a mí me encanta y que creo, leyendo sus discursos y los de Cristina, podemos seguir avanzando y que éste sea el camino que debe recorrer la Argentina.
Para los que tenemos ya cierta edad, nos ha alegrado y nos ha vuelto la sangre para poder seguir teniendo confianza en la política. Hay muchísimas cosas que resaltar, tenemos que tener memoria sobre qué es lo que pasaba en 2002, en 2003 cuando un presidente con el 22 por ciento de los votos se hace cargo de la presidencia. La democracia en esos casos sabe lo que hay que hacer, es decir cuando uno no llega al 50 por ciento tiene que haber segunda vuelta. Ya de ahí la oposición empezó a no querer compartir lo que Kirchner iba a hacer en Argentina. Por eso a todos aquellos dicen cosas en este momento desde la oposición, que les duele, la verdad es que no le creo a ninguno. Lo que sí sé es que hoy la Argentina es muy diferente y se asemeja a lo que, los que militamos desde hace mucho tiempo, creemos que debe ser. Tomo como bandera que esto recién empieza, este modelo recién empieza, lleva siete años y toda la juventud que lo apoya, los gremios que lo apoyamos y gran parte de la ciudadanía debemos tomar su bandera porque para nosotros Néstor vive.
Cumplió con aquello de que las convicciones no las iba a dejar en la puerta de la Casa Rosada, y más si miramos para atrás, del 76 a la fecha, todo lo que pasó y quienes fueron los presidentes y donde dejaron las convicciones.

Testimonio de Diego Czerniecki, del Movimiento Evita
Es un momento muy triste, se fue el mejor presidente que en mis 41 años de vida me tocó ver y conocer. Es el tipo que me reconcilió con la política, que me hizo volver a militar en política más allá de algún laburo sindical que venía haciendo. La persona por la cual volví a creer en la militancia política es Néstor. No se si está en el cielo, porque no sé si creo en el cielo, el infierno y todas esas cosas de la religión; pero sí sé que entró en el paraíso de la memoria colectiva junto con Perón, Evita, Belgrano, San Martín, Moreno, con todos esos grandes que hicieron y hacen grandes al país y que hicieron cosas por el pueblo.
Creo que como dijo Moyano, Néstor ya está junto a Perón y Evita por ser el que más hizo por los trabajadores de este país. Nos queda seguir firmes apoyando a Cristina y poniendo toda la fuerza para que el proyecto nacional y popular, para que por lo que soñó y luchó Néstor, y para lo que dio la vida Néstor, siga vivo.
Marcó un antes y un después en la historia. Para mi generación es el tipo que cambió la historia de este país. Veníamos acostumbrados a presidentes que, fueran radicales, peronistas, militares o de donde vinieran, asumían con un discurso en defensa de lo nacional y popular, y después ponían a Cavallo. Eran neoliberales que gobernaban para el FMI, para la derecha, para las grandes corporaciones. Kirchner es el primero que se planta y gobierna para el pueblo, y genera una continuidad en Cristina a quien hay que apoyar y acompañar con más fuerza que nunca.
Esto no muere con Néstor. Si bien no nació con Néstor, porque es un proyecto que lleva 200 años de gestación, un proyecto por un país más grande, libre y mejor, Néstor es el último de los mártires de esta gran lucha.

Testimonio de Julio Ruiz

Todavía atenazados por el dolor de la pérdida y emocionados por el testimonio de vida militante que deja Néstor Kirchner, intentaremos plasmar algunas reflexiones sobre este argentino, claro exponente de aquella “generación de emergencia” de la que nos hablara el general Perón.
Porque eso fue Néstor. Un militante intrépido, munido de una férrea voluntad y comprometido hasta el fin con la causa nacional y popular.
Surgió como una luz clara en medio de las tinieblas en que estaba sumida la patria en los albores del siglo XXI, arrasada por un largo período de más de un cuarto de siglo de ignominias. Encontró un país desvastado, al borde de la disolución, sumido en la anomia, como un cuerpo agonizante desgarrado por aves de carroña disputándose sus despojos. Las instituciones que desde la formalidad de la democracia liberal constituyen la República, se encontraban en vías de extinción. Los poderes fácticos de los grandes grupos económicos se habían retirado a sus guaridas, desconcertados y aterrados por las variopintas multitudes indignadas que habían ganado las calles. El caos y el enfrentamiento de todos contra todos pululaban en el ánimo de los argentinos. Y el poder real había sido arrojado al medio de la calle, sin que nadie, ninguno se animara a recogerlo.
Sólo Néstor Kirchner -un hombre providencial- reivindicó la intencionadamente denostada política, para cargar sobre sus espaldas el cuerpo inerte de la Argentina y volverla a poner en pie.
En su breve paso por la presidencia de la Nación, aplicó con fiera coherencia los saberes de la pura estrategia política: reconstruyó la inexistente economía argentina; desde la pasión militante rehabilitó las instituciones, recreando -en una república presidencialista- el protagonismo del Poder Ejecutivo; dio nueva vigencia al Legislativo e intentó con tozuda voluntad dotarnos de una justicia independiente y democrática, cuyo mejor ejemplo es la constitución de la actual Corte Suprema.
Tomó en sus manos la ímproba tarea de poner en vigencia plena los Derechos Humanos, dando fin a la miserable teoría de los dos demonios, y terminando con la impunidad histórica que podía abrir las puertas a nuevas tropelías y guerras de policía contra el pueblo, que trajeran como consecuencia -entre otras singularidades- masacres ruines y la denigración de las propias fuerzas armadas.
Fiel a la doctrina peronista, hizo de la justicia social una baza decisiva de su gestión política. Reivindicó activamente la dignidad del trabajo y de los trabajadores. De los activos y de los desocupados, que como herencia de décadas de inmisericordes saqueos quedaron marginados del cuerpo social. Los argentinos volvieron al trabajo y a sentir orgullo de ser partícipes de la construcción común.
Los jóvenes se acercaron nuevamente a la política. En principio cautelosamente, luego comprendieron, a través del ejemplo de Néstor, que la política es la única herramienta para llevar a cabo las necesarias transformaciones que nuestra patria necesita y hoy empiezan a constituir esas “cien flores” diversas y militantes requeridas por el patagónico para acelerar la reconstrucción argentina.
Kirchner hizo de la política una herramienta para construir justicia social, soberanía política e independencia económica. En ese camino los poderosos le levantaron barricadas de sórdido egoísmo, interesada incomprensión, supina ignorancia y confrontación despiadada y permanente. No le hicieron mella y continuó impávido su camino de construcción de una comunidad democrática y organizada.
La Argentina vuelve a tener presencia propia, independiente, en el concierto internacional. En la “era del continentalismo” anunciada por Perón hace más de treinta años, Suramérica aparece ahora como una voz rotunda en el plano mundial. Y Néstor Kirchner es el primer secretario general de UNASUR, respetado y apoyado por todos los países de la Patria Grande, en este fabuloso salto -soñado por nuestros máximos próceres – hacia la unidad política y el desarrollo económico comunes.
Seguramente es un muy exiguo lo escrito hasta acá para reseñar en profundidad tan espectaculares logros, en tan pocos años.
El proyecto seguirá en marcha y profundizándose porque nuestro pueblo ha comprendido la magnitud de lo acontecido. “El pescado se pudre por la cabeza”, solía decir Perón. Kirchner y Cristina Fernández son claro ejemplo de que su salud se construye también desde la conducción.

Despedimos con un hasta siempre, a un conductor y un militante que se ha transformado con su inopinada muerte en un hito de la historia argentina.

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2010-11-05 00:00:00
Etiquetas: Nacionales.
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