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Sin alarmas
Categoría: Salud

Publicamos en la anterior edición una nota sobre un estudio de la UNS que reveló la presencia de parásitos en el agua de nuestra ciudad. Para despejar dudas uno de los integrantes del trabajo explica lo peligroso y lo no tan peligroso de esta situación.

Semanas atrás la Universidad Nacional del Sur difundió un estudio de los departamentos de Biología, Bioquímica y Farmacia sobre el agua de consumo y recreación de Bahía Blanca que hablaba de la elevada presencia de enteroparásitos. Obviamente estos datos causaron cierto temor debido a que se trata del agua que consumimos diariamente.
Es llamativa la reciente difusión ya que dicho estudio se realizó aproximadamente entre los años 2002 y 2003 siendo publicado en 2004 en las Terceras Jornadas Interdisciplinarias del Sudoeste Bonaerense y que de aquel año a esta parte no se han registrado casos de gravedad por el consumo de agua que retrotraigan a la existencia en la misma de esos parásitos.

El informe
EcoDias dialogó con el dr. Raúl Costamagna del Depto. de Biología de la UNS y miembro del equipo que estudió las aguas quien explicó que hay un parásito presente en el mundo que ha causado problemas en cuanto a salud pública sobre todo en Estados Unidos, país que tuvo epidemias de hasta 500.000 personas.
Sin embargo, cuando se trabajó sobre el tema en Bahía, las autoridades de ese momento fueron avisadas de la situación pero, dice Costamagna, no tenía sentido alarmar a la población porque no había nada que hiciera prever que pudiera producirse una epidemia en tal sentido: “Primero porque la cantidad no era tan elevada y segundo porque el hecho de que estuvieran no significa que estuviesen vivos. Pasa tantos filtros el agua antes de ser consumida que en general algunos estudios de viabilidad que se hicieron en algunos lugares indican que esos parásitos no están en condiciones de infectar porque ya están medios destruidos o muertos definitivamente”.
Vale la pena insistir con un dato que asegura que de la fecha del estudio a la actualidad no hubo ningún episodio de diarrea que indique que se produjo un brote: “La persona que adquiere una enfermedad de este tipo defeca hasta 15 litros por día, colapsaría totalmente la sanidad de la ciudad y eso no ocurrió, lo que sería una prueba biológica que el tiempo nos dio para indicar que estos parásitos, que si bien estaban y seguramente van a seguir estando presentes, no están viables”.

Lo ideal sería que no estén
Costamagna aclara que lo ideal sería que los parásitos no estén, el tema es que son tan pequeños que pasan los filtros: “Tal vez hay cien parásitos antes del filtrado y al final de este hay diez y ese 10% que pasó ya está tan deteriorado y después se diluye tanto que para causar enfermedad tenés que tomar muchísimos litros de agua que ninguna persona está en condiciones de tomar”.
Por último vale decir que a las personas inmuno competentes lo único que podría causarle es la llamada diarrea del viajero que dura un par de días y no precisa de medicación porque se auto limita: “Los únicos que están más expuestos son los inmuno suprimidos como el transplantado o la persona con VIH pero son personas que están totalmente controladas y alertadas sobre estas y otras situaciones perjudiciales para ellos”.
Y si de sacarse dudas se trata, con hervir el agua durante un minuto, la misma está prácticamente apta para el consumo.

Lo peligroso
El estudio también analizó aguas de piscinas y del arroyo Napostá. Respecto a las primeras se encontraron parásitos de importancia sanitaria como piojos y oxiuros cuyos hospedadores son las personas pero si la piscina es filtrada y clorada correctamente no habría problemas. El inconveniente radica cuando la piscina está al aire libre: “Se suman los parásitos que tienen los perros y las ratas que obviamente andan por el sector. Cuando llueve, la lluvia arrastra el contaminante que está en la materia fecal del perro y la rata al agua”.
Respecto al arroyo Napostá, Costamagna indicó que se pudo ver como a medida que el arroyo atraviesa la ciudad se contamina con parásitos de ratas, perros, vacas y caballos que se encuentran en los costados, defecan y cuando llueve todo va a parar al arroyo. Todos estos datos traducen que “los animales que andan por esa zona están contaminando el medio ambiente y eso es peligrosísimo porque cuando la población de cánidos pasa por encima del 10% de lo que es la población de la ciudad se transforma ya no en una mascota sino en un problema en salud humana. En Bahía tenemos 300 mil habitantes y cien mil perros, hemos superado ampliamente lo que dice la OMS que es aceptable”.

Irresponsabilidad Ciudadana
Aquí es donde más hace hincapié el profesional cuando habla de la cantidad de perros en nuestra ciudad y de la falta de solidaridad del dueño ante el peligro de perjudicar al resto. Habla del hecho de que las personas dejen que sus mascotas defequen en la calle ya que esa materia a través de las cloacas desemboca en el arroyo en las rías produciendo contaminación: “También contaminan verduras, las quintas que estaban regadas por aguas del arroyo Napostá estaban muchísimo más contaminadas que las regadas por agua de molino. Eso hace que una verdura que va a una casa y no es bien lavada, desde el ama de casa que se ensucia las uñas, ya que bajo las mismas le quedan los contaminantes, hasta la persona que lo come se termina contaminando”.
Las quintas regadas por agua de molino también se contaminan debido al mismo problema antes descripto de los animales que defecan en las cercanías.

Piojitos
Costamagna señaló que esta le compete también a aquellos padres que no tratan a su hijo cuando tiene piojos: “Muestra poca preocupación por su hijo y también por los demás porque es una enfermedad infecciosa y contagiosa, no lo cura y sabe que va a contagiar al otro. Un parásito lo podés matar pero el “que me importa que le pasa al otro” tiene que ver con cuestiones educativas. El medicamento es educación permanente y desde chiquitos”.

Parásitos a tener en cuenta
“El ascaris que encontramos en 2 piletas públicas que parece una lombriz de tierra es mucho más peligroso que otro en personas inmuno competentes”.
“
El toxocara es un parásito que me preocupa. Salimos a la calle y pisamos materia fecal de perro y hay un alto porcentaje de la misma contaminada por ese y otros parásitos que también nos enferman a nosotros. Algunos dicen que la levantan pero el piso ya quedó sucio, y aún limpiando el agua queda en el cordón de la vereda para posteriormente contaminar cloacas y demás. Y después nos preguntamos porque hay parásitos en el Napostá”.

¿Qué es más grave?
La parte preocupante del estudio tiene dos vertientes según Costamagna. Una respecto a como perjudica a la población, a saber: “Puede producir enfermedad que las piletas no estén controladas, que haya demasiados parásitos en el Napostá, que haya demasiado perros, gatos que defecan en areneros de jardín y transmiten el toxocara cati, los chicos van al arenero y también transmiten piojos, las manos llenas de huevos de toxocara, eso es peligros desde el punto de vista sanitario son parásitos de importancia sanitaria, de animales transmitidos al hombre”.
Y la otra vertiente va por el lado educativo y que Costamagna resume en este interrogante: “¿Qué es más grave, que estacione sin poner el cospel o hacer defecar a mi perro en la calle importándome nada si el que viene atrás la pisa o no y si se enferma o no? ¿O que mi hijo vaya al colegio con piojos y no me importe si el hijo del vecino se infecta o no? Deja traslucir que en la sociedad hay otra problemática que es la que hay que revertir, se cura con cambios de conducta”.

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2008-05-23 00:00:00
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