La comedia de poder

Título original: L’Ivresse du Pouvoir
Dirección: Claude Chabrol
Guión: Aurore Chabrol, Odille Barski
Fotografía: Eduardo Serra
Música: Mathieu Chabrol
Origen: Francia, Alemania – 2005
Intérpretes: Isabelle Huppert, Francois Berleand, Patrick Bruel, Robin
Renucci
Calificación: Apta para todo público

Este nuevo film del francés Claude Chabrol de comedia tiene poco. En
realidad, se trata de un drama sobre los manejos turbios en las altas
esferas políticas y judiciales, que el título original “La borrachera de
poder” revelaba claramente.
La jueza Jeanne Charmant Killman (Isabelle Hupert), apodada La Piraña
por su estilo agresivo, está a cargo de un importante caso de malversación
de bienes públicos. Y conduce una delicada investigación que la lleva a
encarcelar al presidente de un gran grupo industrial.
La inquietud entre los encumbrados políticos y empresarios
involucrados, los empuja al contraataque. Así la jueza será sucesivamente
tentada con altos cargos, enfrentada a una joven colega, y amenazada de
muerte. Mientras tanto, no puede evitar que la tensión mine su matrimonio.
Chabrol dirige su conocida ironía hacia la corrupción política. Al
parecer “inspirándose” en el sonado “Affaire Elf” -retornos y otros
chanchullos relativos a la actividad petrolera francesa- y en la jueza Eva
Joly, cuyas quejas sobre la inclusión de detalles erróneos de su vida
personal, como suele suceder, sólo sirvieron para promocionar el film.
El guión es sutil, como lo demuestran los diálogos entre figurones
políticos que deciden sobre la vida de los demás en elegantes reuniones, o
la interesante confrontación entre los personajes femeninos. Pero su
estructura es algo desequilibrada, quizás porque el intento de mostrar la
obsesión por el trabajo de la protagonista, y su despego emocional, hacen
que el ritmo se ralente por exceso de escenas dedicadas a “roscas”
políticas.
Huppert vuelve a su puesto de favorita del director -es su séptima
colaboración- encarnando al tipo de mujer fuerte y determinada que tan bien
le sale y desgraciadamente tan seguido repite. Respaldada por secundarios
de gran veteranía, como Francois Berleand (Humeau); Patrick Bruel en la
tradición francesa de cantantes actores, y Thomas Chabrol -hijo del
director- como Felix.
Un film que puede haber abierto algunos ojos entre el público galo,
pero que al argentino castigado por retornos, coimas y defraudaciones de
este y de mayor calibre lo dejan con sabor a: ¿esto era todo?