La Biblioteca de Los Chicos de la Plaza Tambor de Tacuarí, bautizada “El Principito”, fue reinaugurada el 5 de diciembre pasado en sus nuevas instalaciones de Santa Cruz 1389.

La Biblioteca Popular “El Principito” nació en 1988. Desde esa fecha funcionaba en un garaje particular donde los chicos del barrio aprendían a leer, a tocar un instrumento y hasta plantar árboles por las calles de la zona.
Hoy, en lo que se denominó la Pequeña Aldea Tambor de Tacuarí en la intersección de las calles Paraná y Santa Cruz, se ha construido un nuevo espacio para ampliar y mejorar el servicio que brindan a la comunidad del barrio y a la bahiense en general.
Según los representantes de la Biblioteca, este proyecto fue posible gracias al desinteresado apoyo de la gente del barrio y al sostén económico de la Municipalidad de Bahía Blanca, de la Provincia de Buenos Aires y especialmente de la asociación francesa “Vol de nuit” (Vuelo Nocturno)
Esta asociación fue creada por el sobrino-nieto de Antoine de Saint-Exupéry, Frédéric d’Agay, con el fin de ayudar a los chicos en Argentina, en homenaje a los dos años que el autor de “El Principito” vivió en Argentina donde creó la Aeroposta y escribió justamente su novela “Vuelo Nocturno”.
La entidad apoya también a hogares, escuelas y bibliotecas en otras ciudades de la provincia de Buenos Aires, por caso, en Talar de Pacheco, Hurlingham y Morón.
De la inauguración, participó Frédéric d’Agay junto a voluntarios franceses y argentinos en Bahía Blanca. Las autoridades municipales, religiosas, educativas y militares estuvieron presentes en el emotivo acto donde no faltaron la típica suelta de palomas augurando un futuro próspero al emprendimiento, y el acompañamiento musical de la Banda del Batallón 181 de Comunicaciones. El Padre Jorge Jaramillo, director del Colegio La Piedad, bendijo la bandera francesa que trajo d’Agay desde Francia.
Se izó la bandera argentina en manos del intendente municipal y de Roberto Rimondi, en representación de su hermano, el historiados bahiense fallecido Oscar Rimondi, y la bandera francesa, a cargo de Frédéric d’Agay, Anne-Claude Scherer, Nicole y Serge Mercier, la directora de la Alianza Francesa Marie-Catherine Dabezies y el cónsul honorario de Francia Juan Pedro Gardés. A continuación, se entonaron las estrofas de Himno Nacional y de la Marsellesa, himno de Francia.
Luego de unas palabras de los chicos del Tambor de Tacuarí y del ing. Enrique Recchi -a cargo de la dirección de la construcción de la Biblioteca-, habló el intendente Lopes, quien resaltó la tarea de la directora del Tambor, Isabel Trujillo.

Los pequeños artífices
“El Nido” del Tambor de Tacuarí está formado por 15 chicos. Desde arreglar las plantas, pintar, acomodar, limpiar, ordenar libros y todas las tareas que hubiera, los chicos que forman parte de “El Nido”, trabajan desde hace más de un año para que el sueño sea realidad.
Gastón Berstein tiene 16 años y hace 11 que forma parte del Tambor de Tacuarí, y junto con sus compañeros le dedican dos o tres horas al día a trabajar para mantener su espacio y toda la “Pequeña Aldea”. Adan Amrein, de 12 años y 4 de participación, nos cuenta que se divierten con sus amigos y ayudan al barrio con el mantenimiento de la plaza y los alrededores. Hernán Sosa, también de 12, ingresó a los 7 en el grupo que dirige Isabel Trujillo. Franco Blanchini se incorporó a “El Nido” cuando tenía tan sólo 3 años, hoy ya cumplió 13 y sigue trabajando para ayudar a otros.
Todos ellos expresan a su manera el gran afecto que tienen por su Aldea, su “Nido” y su ahora flamante Biblioteca. Es maravilloso escucharlos hablar de la Aldea, el Tambor, el Nido, los compañeros y el trabajo, con un espíritu de trabajo en grupo y con la idea de que todo lo que hacen no es para ellos, sino para los chicos del barrio que lo disfrutan ahora y por muchos años, aun cuando ellos ya no estén.
Ya están planeando para las vacaciones, cuando cuenten con más tiempo libre, nuevos trabajos para mejorar la Biblioteca, darle algunas manos más de pintura a los techos y estanterías.
Vale aclarar que todavía queda mucho por hacer, ya que se necesitan libros, muebles y materiales escolares para que la Biblioteca pueda funcionar normalmente y así más chicos del barrio puedan aprovechar esta iniciativa.