Farsa (del b. lat. farsa y éste del lat. farsus, relleno, henchido). Nombre que se daba antiguamente a toda obra escénica. Pieza cómica y breve. Compañía de farsantes o comediantes. (despect.) Obra dramática chabacana y grotesca. (fig.) Enredo, tramoya, engaño.
 
Hay quien argumentó que la sesión del jueves 24 en el HCD y su convocatoria para la destitución del dr. Rodolfo Lopes -con acusaciones políticas obtenidas de una investigación- se pueden incluir en esa definición. También estuvo presente el pensamiento conspirativo fundado en visiones traídas de los pelos, pero que creo fueron más que eso: arrastradas de los pelos y a las patadas. Predominó, sin embargo, la definición de farsa para englobar todo lo sucedido desde hace unos meses.
La pregunta que Ud. lector puede tratar de contestarse es: ¿se ha integrado el gobernador Felipe Solá a la supuesta comparsa de farsantes luego de sus declaraciones o acaso valen las posteriores del lenguaraz traductor de las mismas? No lo creo. El gobernador ha hecho una simple lectura política más allá de lo judicial, guardándome la opinión sobre su intencionalidad, sentido y conveniencia. Lectura política que los defensores lopesistas se niegan a aceptar, generando una mescolanza de todo y evitando responder sobre los dos aspectos por separado, ya que una cosa es el juzgamiento político y otra es -si se probaran- conductas delictivas ante la justicia.
Hablando de responsabilidades políticas, luego de 23 años, ¿se salvará alguno de los que han pasado por la administración municipal o el HCD? Porque -en definitiva y haciendo abstracción del señalamiento puntual de este hecho- el dr. Rodolfo Lopes no es más que un emergente puesto en evidencia, de una forma de hacer política instalada hace tiempo en la ciudad, en la que los vecinos siguen siendo convidados de piedra o llamados a votar cada dos años, mientras sus derechos son llevados y traídos por el discurso, notablemente ausentes en su pleno ejercicio, o aplastados por un asistencialismo permanente, fatal y letal.
También se habló de lo histórico. Si tomáramos la más simple de las definiciones, es decir aquella que dice: digno de figurar en la historia. Más preguntas para Ud. lector: ¿qué sería en este caso lo digno de figurar en la historia bahiense? ¿La conducta política del Dr. Lopes? ¿La de los concejales que investigaron y lo destituyeron? ¿Los argumentos de su grupo defensor? ¿La opinión de muchos bahienses que creen debe haber elecciones y fueron consultados por otros grupos? ¿Las empresas que deberían haber informado adecuadamente y se dedicaron a las escuchas íntimas? ¿La valoración racional de las escuchas, que no dejan dudas de ciertos manejos municipales, políticos o económicos…?
Yo, vecino lector, creo que todo es lo histórico, menos la destitución. Esta es una mancha imborrable, que tiñe a todos los ocupantes del palacio municipal y el HCD desde 1983 a la fecha, y ninguno parece sentirse señalado más allá del destituido y quienes lo acompañaron, que por supuesto lo tienen merecido. Quizá dentro de algunos años esto sea histórico de verdad. Lo será si quienes investigaron y destituyeron, como todo el resto de la dirigencia política que tuvo poder en estos 23 años, producen un cambio de 180° en sus prácticas y metodologías, en el compromiso social más allá de la especulación electoral, y aun pagando costos si se trata de la defensa de los derechos de nuestros vecinos, y ponen a un costado su pertenencia al partido de gobierno. Lo veo muy difícil. Sólo un cambio generacional que creo viene lento pero viene, hará de nuestra ciudad la definitiva Bahía de la Esperanza. Que así sea.

Eduardo A. Hidalgo – Secretario General de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Bahía Blanca