Una serie de nueve mandalas se exhibe en la Biblioteca Rivadavia desde el lunes 22 de junio hasta el 11 de julio, y forma parte de la muestra del artista Facundo Carrari.
Estos mandalas son trabajos que Facundo confecciona hace un tiempo y nueve de los “cuarenta que fueron seleccionados para ser parte del primer libro que además lo acompaña un CD con siete ciclos musicales”.
“El motivo del título hace referencia al acto introspectivo necesario y esencial para el crecimiento personal, si cada uno como individuo se propone crecer, crecemos todos como comunidad. Yo sostengo que la sociedad se maneja con códigos tan perversos y hostiles que resulta difícil mantenerse impermeable -en mayor o menor grado, consciente o inconscientemente- ante esta gran masa que hasta los medios de comunicación masivos hacen su aporte a esta gran ola”.
Así es como propone que “en vez de hacer una crítica o denuncia de toda la injusticia y violencia que se vive a diario, propongo mostrar su opuesto, una digna y saludable dirección: belleza, armonía, equilibrio, paz y amor, la revolución comienza en uno mismo. A esta bendita y sagrada tarea la llamo introspección. Todos deberían hacerse un tiempo para esta actividad. Esta cultura nos ofrece muchas distracciones y así nos mantenemos distraídos, confundidos y por supuesto consumiendo toda clase de basura”.
Carrari alude entonces a la situación permeable que viven los más pequeños. Lo hace desde su experiencia: “Actualmente estoy trabajando en una escuela primaria y es notable cómo influye en los niños esta realidad. Ellos aún tienen inocencia y pureza, pero es preocupante en lo que poco a poco se van transformando. A veces da vergüenza ser parte del mundo de los ‘grandes’”.
Y plantea su visión del arte: “Me interesa el arte que sirva al bien común. Que al menos por un momento veamos que también existe luz. Esa gran luz también está dentro de cada ser. Sólo hay que buscarla, ese trabajo es sagrado. Desde este lugar el arte forma parte de mi religión”.
El mandala es una palabra de origen sánscrito y está compuesto por las expresiones manda (esencia) y la (concreción). Podría traducirse como “concreción de la esencia”. En pos de este anhelo, personas de distintas culturas, desde el pasado más remoto y hasta la actualidad, han creado -y lo seguirán haciendo- estas figuras de infinitas variaciones, que básicamente se organizan en forma radial, con un centro y una periferia. Esta organización está presente en el reino vegetal, mineral y animal. Muchos la llaman la geometría sagrada.
“Todo el mundo quiere paz, amor y respeto, pero, ¿qué hacemos cada uno de nosotros, y en qué grado nos comprometemos y hacemos algo por ello?
Personalmente sostengo que este arte va de la mano con una actividad que tiene que ver con nuestra parte interior, creo que el camino verdadero pasa a través del desarrollo de nuestra conciencia en relación con nuestra parte espiritual”.