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Develando verdades
La audiencia del miércoles 22 de febrero en Colón 80, comenzó minutos después de las 16 y se extendió hasta pasadas las 21 hs. Una jornada que incluyó la declaración de dos testigos, falso testimonio y un careo.
Categoría: Derechos Humanos

La audiencia del
miércoles 22 de febrero en Colón 80, comenzó minutos después de las 16 y se extendió
hasta pasadas las 21 hs. Una jornada que incluyó la declaración de dos
testigos, falso testimonio y un careo.

Con la ausencia de uno de los 17 imputados por delitos de lesa humanidad -Selaya
por razones de salud- se dio comienzo a la audiencia que tuvo como primer
testigo al médico Felix Alberto Iriarte, que entre 1970 y 1980 fue parte del
equipo de sanidad de la cárcel de Villa Floresta.
Fue la fiscalía la que se encargó de hacer las primeras preguntas demarcando el
período 1976 -1977. El testigo mencionó a varios de sus compañeros de trabajo
como Gerardo Rodríguez, Oscar Mele, García, Medina.
Su especialidad era la de cardiólogo, detalló sus horarios; mientras las
pantallas que reproducen el juicio hacia la sala pasaban de funcionar a no
hacerlo, cuestión que se solucionó al dejar de tomar con la cámara que registra
de frente a los que pasan por el tribunal como testigos.

Debería, podría, parecería
Tan oscilante como esas imágenes en las pantallas de la sala fue la
declaración de Iriarte que se resguardó constantemente en el uso de verbos
potenciales y extenuantes descripciones ante preguntas simples.
No recordó que los presos a los que revisó le hayan referido cómo se habían
originado golpes, quemaduras, moretones, etc. Al doctor Víctor Benamo, hermano
de un colega suyo, solo atinó a hacerlo ver por un neurólogo ante sus dolencias
producto de las cruentas torturas a las que había sido sometido en el Centro de
detención y tortura La escuelita.
El médico Iriarte, no recordó ni siquiera haber sido algo curioso en sus años
mozos como para preguntar o interiorizarse de lo que había provocado las
lesiones de los muchos presos ingresados. No recordó quemaduras, no recordó
problemas psiquiátricos, ni problemas en la vista, ni quebraduras.
Un derrotero de olvidos y subterfugios que lo llevó a un puerto al que ya
arribaron otros testigos en este juicio: el falso testimonio.
Desde la fiscalía se consideró que ya era suficiente lo escuchado y se pidió
terminar con la audiencia debido a la conducta evasiva y de entorpecimiento de
la justicia que el testigo manifestaba, considerando como que incurría en falso
testimonio. Mencionó el fiscal dr. Abel Córdoba que existe clara “discrepancia
entre lo que dice el testigo y lo que hemos ido escuchando en las audiencias y
no se condice con la realidad que hemos conocido”, haciendo mención incluso a
declaraciones de colegas de Iriarte.
Después de un breve cuarto intermedio el presidente del tribunal, dr. Jorge
Ferro, anunció que el testigo Félix Alberto Iriarte quedaba detenido por falso
testimonio, a disposición del juez federal de turno.

A los golpes
Fue el turno de Carlos Alberto Pereira, que declaró sobre su secuestro y días
de cautiverio. Entre las personas que fueron secuestradas en marzo del año 77 y
traídas a Bahía Blanca se encontraba Julio Mussi, secuestrado el 22 de marzo de 1977 en su casa de Comodoro Rivadavia, y desde ese día
nada se sabe de él.
Carlos Alberto Pereira, hoy con 70 años, recordó
que fue trasladado en avión hasta la ciudad, eran doce personas, en el avión
les vendaron los ojos y al aterrizar fueron llevados en un camión y pasaron los
siguientes 8 días en lo que después se dio cuenta era un vagón de tren.
“Era una pieza de madera de medidas estrechas, éramos seis por lado”, cuenta y
recuerda que sentados enfrentados se entrelazaban las piernas. En esos días
“Nos picanearon buscando información, acusándonos de subversivos”.
Sobre Julio Mussi cuenta que al parecer “se soltó y se puso a luchar, a pelear”,
con los captores y que ellos desde “el avión de madera” -como le decían al
vagón- al cabo de unos instantes no escucharon nada mas.
¿Qué paso?, se lo interrogó: “Que lo habían matado a golpes”.
Pereira padeció simulacros de fusilamientos en las dependencias policiales de Pueyrredón
30 donde estuvieron 21 días en el calabozo; fue allí donde tomaron contacto con
familia y comenzaron a comer, porque en “el vagón de madera” lo único que se
les daba era “Una cucharada sopera de agua a la mañana y a la noche”.
Después de hacerlos firmar hojas en blanco se los llevó a la cárcel de Villa
Floresta donde estuvo hasta su liberación.

Fusilamiento
Lo del simulacro de fusilamiento relató fue realizado por personal militar:
“abrir el calabozo, ponerme de cara a la pared, siempre gritándome y empujando
y escuchar la orden de preparen armas, apunten: fuego” y escuchar el sonido del
gatillo.

CAREO
A
sí que vos sos prima de la Acevedo

Por último llegó el careo entre María Claudia Re y
Gustavo Alberto Tagliabue.
El caso que los convoca a ambos es el de Patricia Acevedo, estudiante y
militante de montoneros y que el 26 de febrero de 1977, cuando tenía 22 años,
fue asesinada el domicilio de Chiclana al 1000. Este operativo supo, estuvo
dirigido por personal militar del Comando V Cuerpo de Ejército, que luego
difundieron el hecho como un enfrentamiento fraguado. En este asesinato es en
el que a “El loco de la guerra” Méndez, sentado entre los imputados, se le
otorgó una distinción por su participación.
El careo surge a raíz de las contradicciones entre ambos sobre una suerte de
interrogatorio que, en casa de Tagliabue, le habría hecho Guillermo
Julio González
Chipont a María Claudia Re. “Así que vos sos prima de la Acevedo”, le dijo, “La
frase la recuerdo clarita porque me impactó y me dolió. Me parecía una cosa
fría, estaba muy sensibilizada, era chica, no estaba preparada. Me hizo una
serie de preguntas que sentí una tras de la otra, me sentí avasallada al punto
que después de preguntarme si sabía dónde estaba Patricia, dónde estaban los
amigos y otras cuestiones, con un evidente gesto de ingenuidad y de
inconsciencia le dije ‘porque no me ponés una luz en la cara y me hacés
confesar’. Que yo creo que si hubiese sabido la magnitud de lo que pasaba eso
no lo decía. Creo que me apabullé y saqué unas garras que me dieron resultado
en ese momento evidentemente porque ahí Gustavo le dijo ‘dejala, no sabe
nada’”.
Esto ocurrió en el living de la vivienda de
Tagliabue, que dijo no recordar ese hecho. Si recordó su cercanía con Chipont y
que compartían tiempo juntos, pero dijo que la cercanía del militar era mas
bien con su madre -hoy muerta-, con quien solía tomar café. La repetición de este
dato llevó a la defensa inclusive a mencionar la posibilidad de una situación
“Vergonzante entre una viuda y Chipont”, siguiendo la lógica de la moral y las
buenas costumbres que ostentan.

El tribunal parecía no creer la postura de “no recuerdo” de Tagliabue, la
querella solicitó la
detención por falso testimonio y la fiscalía adhirió. Luego de un cuarto
intermedio el tribunal decidió postergar la
decisión hasta el momento de la sentencia.

DETENCIONES
Noel a la celda
El 22 de febrero, personal de la Policía Federal
Argentina de Bahía Blanca realizó las detenciones del oficial retirado de la Policía de la Provincia de Buenos
Aires Pedro José Noel y del suboficial retirado de la Policía de la Provincia de Buenos Aires
Jesús Salinas.
Noel, es un vecino de General Daniel Cerri, donde
dirigía hasta hace poco la biblioteca “José Hernández”.

Los dos se encuentran imputados por la comisión de delitos de Lesa Humanidad en
el marco de la causa en la que se investigan las violaciones a los Derechos
Humanos cometidas en el ámbito del Comando del V Cuerpo de Ejército durante la
última dictadura militar, período en el que ambos revistaron en el servicio
externo del Comando Radioeléctrico, dependiente de la Unidad Regional V
de la Policía
de la provincia de Buenos Aires.
Interviene el Juzgado Federal Nº 1 de Bahía Blanca y la Unidad Fiscal.


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2012-02-27 15:13:00
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